25.1.07

Recuerdos de Mar del Marolio IV

día 17

Primer día de tomaje de sol. Hora y media. Vuelta y vuelta. Protección solar 24. Breve chat vía smn con la parabólica humana que me hace reír. Mucho.
En la última vuelta, boca abajo, libro de almohada, me duermo y el sol se aprovecha de mi total indefensión.
¿Te acordás de que yo era blanca?
Bueno. Ahora no.
Ahora soy un tomate rojo frito.

Mi ex novio rugbier me avisa que Mar Holliwood acaba de ser devastado por un huracán. No puedo contestarle que acá hace sol, que me arde, me arde, me quema, me quema, porque no tengo crédito y no lo tendré hasta que cobre el magro sueldo que, por lo visto, tratándose de un megaemprendimiento de tamañana envergadura, sólo necesita reinversión.
Y mi sueldo no es parte del crecimiento empresarial.

En menos de dos horas el cielo se pone negro como el corazón de un soldado.
El huracán arrecia y trae con él MI PRIMER NOCHE LIBRE EN MAR DEL MAROLIO

¿Qué hacer en una noche que no promete más que darle sin asco al arte tapa dura?

Me llama por teléfonmo mi novio barman. Su maravillosa voz es, en este momento, una real y básica necesidad para mis oídos.
Cuando ambos nos quedamos sin batería decido ir a la playa a fumar y ver las estrellas que el huracán dejó relucientes e intactas.
La calle está oscura y enfilo hacia el muelle.
Ahí lo veo.
Sentadito y solo.
Lindo, sobre todo lindo. De espaldas se parece a Juan y me ilusión con la perfección que sería encontrármelo justo ahora a Juan, sentadito, solo y lindo para ver con él las estrellas y compartir fasito.
No es Juan.

Le pregunto a un grupete de vándalos alcoholizados cuál es el mejor lugar por donde bajar a la playa y me dicen con una lógica increíble para sus estados, que el mejor lugar es la escalera.
La escalera dónde está sentado Juan, que no es Juan.
cuando paso por su lado una chica borrachísima intenta hacer lo mismo que yo: bajar a la playa. La tomo de la mano y juntas logramos sortear los escollos que significan esos escalones podridos, empinados, resbaladizos y oscuros.
Juan, que no es Juan, desde arriba nos da instrucciones: "cuidado con ese, saltito en el último, ojo con aquel..."

Cuando al fin tocamos arena, la chica me agradece y desaparece como por arte de magia. La chica es morocha y es linda. Todavía no sé si es real o es una enviada de Yemanyá que vino para entregarme alguno de sus dones.

Estoy sentada en la arena húmeda. Fumo y miro las estrellas. Juan, que no es Juan se acerca y me pide fuego y se sienta al lado mío.
El cielo, el mar, él y yo. Mar del Marolio es el lugar más bello de la tierra. Este momento es exactamente lo mejor que podía pasar en mi primer noche libre.

Juan, que no es Juan, es geminiano. Hablamos como si nos conociéramos desde siempre. Somos parecidos. Los dos sabemos que jamás volveremos a vermos.
A ninguno de los dos nos importa.

día 18

El colorado va mutando a bronceadito. O estoy linda o me tienen lástima porque esta noche podría definirse como la noche maroliense del piropo a Luc.

Piropo 1:
Voy a saludar al chico de los tapices en batik y cuando me ve dice: "¡Oh, salió el sol!". Miro al cielo y comprendo que es de noche, por ende, en este caso, el sol soy yo.
O bien, el chico está tan fumado que se amarilinaroseó.
De todos modos me da tanta verguenza que me escondo en el negocio de al lado, el de las brujas macabras y allí tomo unos mates con Pato que es una bruja macabra y adorable.

Piropo 2:
Corresponde a mi compañero de la izquierda (no por militancia sino por puro mercantilismo)
Estoy sobre una silla colocando un cartel y lo escucho: "Cómo me gustaría ser champiñón para estar sobre ese lomo... Jua, jua, jua..."
Le digo que es un grasa.
No sé que me molesta más. Si el champiñón, si el constante acoso de mi compañero de la izquierda o su permanente jua jua jua.
Le digo que se esmere, que si no pone pilas mañana me traigo una medianera y lo privo de la visión celestial que le proveen mis tetas cada una de las veces que me inclino para arrodetar.

Piropo 3:
Para esmerarse me dice: "Ya sé porque venís de noche... (silencio sepulcral)
...
ya sé porqué venis de noche..." (ta bien, hagámoslo breve: "¿por qué?"
...porque con el sol los bombones se derriten...jua, jua, jua..."

Piropo 4

Mi amigo E. tuvo que volver a Buenos Aires, así que he vuelto a las 30 cuadras marcha lenta.
Voy por la 64 y un muchachito que camina detrás de mí me dice: "Tengo que acompañarte, me dijeron que en la esquina están robando muñecas"
No me doy vuelta. Temo encontrarme con un pre adolescente. Temo que sé de cuenta a quién acaba de decirle algo tan bonito y salga corriendo, temo que se rompa el hechizo y camino rapidito con la esperanza de que sea cierto, de que en la esquina esté mi Al Monday agazapado esperándome a mí, su barbie playa.

día 19

La segunda quincena, la de la fama, gloria y dinero arrancó mal en varios aspectos, principalmente la merma de hombres hermosos que visitan el shopping ferial.
Cobré medio sueldo. Aprendí a hacer corchetes y pipernos. Mi día consiste en leer Don Delillo, depilarme, producir saramangos y pensar en mi futuro. hago bocetos mentales respecto a un proyecto de vido y hay uno que me entusiasma bastante.

Las estrellas de la noche hacen que me sienta una miserable. Son tan libres, tan bellas, tan expuestas, tan gratis que me emocionan.
Al salir del laburo vuelvo caminando por la playa. Me siento tan libre, tan bella, tan expuesta, tan gratis...
Me siento tranquila. las estrellas me acompañan todo el camino. Deben creer que soy una de ellas.

día 20

Llegaron amigos. La casa es un gran kilombo de bolsos, risas, vasos, humo y bebidas varias.
Huyo despavorida ante tanta alegría de vivir.
Todos ellos están de vacaciones.
Yo no.

El dueño de las llaves del shopping ferial está loco por mí y aprovecha cada momento en que no estoy arrodetando para acercarse a charlas o cebarme mate.
Hoy se animó y me invitó a cenar después del cierre.
Amablemente declino la invitación pero le acepto que me lleve a casa en su camioneta.

En el trayecto me cuenta dos mil cosas que no me interesan. Por suerte, se hace corto y cuando llego a casa creo que estoy a salvo.
En casa hay fiesta. Gente bailando, comiendo, gritando, cantando, living la vida loca.
Súbitamente me dan unas intensas ganas de volver a la camioneta a escuchar dos mil cosas más que no me importen.
Pero es tarde.
Voy a la playa en busca de un milagro Juan, que no es Juan.
Pero el milagro no sucede.
La enorme tristeza que empiezo a sentir me anuncia que mañana, seguro que me viene.
Mar del Marolio sigue a pie juntillas las reglas fisiológicas que dios creó para nosotras. Amén.

archivado en: las edades de luc-luc y punchi punchi