31.1.03

Hay ciertos detalles desagradables de los fumadores.
Por ejemplo, que el espacio entre dedo índice y medio se pone de color amarillento tirando a mostaza. Y nada lo puede revertir, forma parte de la pigmentación natural y te joda o no, está. Lo mejor es verlo desde el punto de vista de una estética divertida. O simplemente ignorarlo.
Otra es que el pulgar se gasta. Sí, la ruedita del encendedor produce una erosión que termina formando una lastimadura que luego será un cayo (¿cayo? ¿callo? ¿cómo se dirá ésto? ¿será esta una palabra o sólo una idea que no tiene nombre?)
Mi solución, por ahora es la de encender el faso con la izquierda, dejar descansar el gordito derecho y arruinar en partes proporcionales.

El otro día estaba leyendo que (no me acuerdo dónde), de todos los órganos que son dos y se alternan y complementan, uno de ellos siempre es más débil (pulmones, riñones, ovarios, testículos, etc).

Capaz que lo mismo pasa con los dedos. Por eso, me parece importantísimo ayudar a la naturaleza a desgastar de manera pareja.
Para morirse igualmente reventado en partes iguales y que no haya manera de acomodar tu cadáver para que esté más o menos presentable cuando algún idiota con derecho de familia se cague en tu voluntad y. en lugar de cremarte y arrojar tus cenizas al Mar Caspio entonando una canción de Lou Reed, te velen y entierren en tierra santa.
Entonces, la idea es no ser apto para todo público y que tu último espectáculo sea más desagradable que esos detalles de los fumadores. Pero, al menos parejito.

18.1.03

Estamos de Gran baile Verano 2003. Así dice el cartel que Michelle, Agustina y Milagros colocaron en la puerta de entrada. Músiquita de moda, mucho brasil para mi placer. Poco Aserejé y similar, por ahora, pero no me hago mucha ilusión.
Y verlas bailar coreografías es una delicia, verlas maquilladas y con tacos altos y minifaldas, jugando a que son grandes, es también maravilloso.
Estuvieron desde hace un mes preparando todo, hoy decoraron el patio con globos y cintas y luces de colores.
Sólo hay dos chicos, pero parece no importar. Se sabe que la especie masculina no hace falta en momentos como este (y en muchos otros tampoco).
Ellas bailan con una coordinación envidiable.
Estamos de Gran Baile Verano 2003. Me acuerdo de mis bailes a esa edad. Y hasta ganas de bailar me dan.

1.1.03

Es sólo un cambio de número, una convención, un invento perverso. Pero parece que es que hay que seguir un orden y el tiempo se parcela, se acomoda a días, meses, años. A una duración máxima y mínima que permite que haya límites, finales y comienzos. El tiempo es parte de la religión.
En todo caso esto es lo más jodido. Lo jodido son los finales de años, la estúpida parafernalia de juntarse, de amar a ese prójimo que detestás con toda la fibra de tu cuerpo, de hacer balances hipócritas, de augurar próximos buenos tiempos, aún sabiendo que la vida no comienza en el almanaque, que las cosas buenas o malas, simplemente suceden, no importa cuando, en que momento.
Eso de inventar una esperanza anual, cuando sabemos que sólo el azar rige los éxitos, los fracasos, el torpe o feliz transcurso.
Así las cosas. Nihilismo a ultranza. La mejor ayuda para ser lo más ferozmente infeliz que se pueda.
Y, aunque impar... al número 3 le tengo una especie de tirria. Será, tal vez porque nací en un fragmento de tiempo que terminaba con ése número. Y este año, deberé festejar otro cero más.
No me importa. Todo es demasiado estúpido como para preocuparse por ello.