26.9.04

Las diez reglas básicas del Softball (tutiplén)

Suelta de urracas

Claudio y el Oso descansan en el sillón blanco. Pancho los mira mientras con su cola acaricia las lajas negras. Es demasiado cansada la tarea de ser muñeco, mucho más si se es azul, como Claudio. En cambio el Oso es amarillo y por eso zafó de un destino macabro bajo las feroces y voraces garras de Pancho.
Pancho es blanco natural y su cabeza ahora es negra como el corazón de un soldado. Claudio es triste como bragueta de manicero. El Oso vive en la imaginación de los otros dos.
No se termina de entender bien quién o quienes son los damnificados ya que el ácido que emana del aire se mezcla y actúa como un poderoso reactivo verde que da un poco de asco.


Yellow Ledbetter

Gira, gira, gira como un pequeño trompo. Un trompo de miles de colores que forman un terremoto de risas y grititos. Tus ojos, esos ojitos que me vuelven loca, nena.

No puedo dejar de agitar ese recuerdo, cada una de las veces que suena esta canción.
La canción de mi nena.
Mi nena chiquita, lo que queda de esa chiquita, lo que se escapa por debajo del rouge, lo que dibujan las patitas, la espalda encorvada por la diferencia entre un equilibrio y otro.
Los pasos de pato en tacones rojos.
Pearl Jam estremece la tarde.


Huyamos a Malibú

Querido Atilio:

Encontré la casa perfecta para la consumación de nuestro amor. Está acá a dos cuadras, encallada en la Playa donde el sol escuece guanacos. Sé que seremos felices, mucho más que aquel verano en Cnel Alan Alda dónde sufríamos de la precocidad del destino desortografiado.
¿Te acuerdas? "Busco un rincón lejano donde contigo muy solo estar"
Bueno, lo hallé. Sale algunas pesetas más que aquel otro de Andurriales en el que ninguno de los cosos funcionaba, sin contar el bivector extrapolado que, por suerte, nos dio alguna que otra satisfacción.
Creo que valdrá la pena el gasto. Y el quehacer de algunas chapuzas necesarias para el dolce far niente.
Amado mío: las horas que faltan para acantilarnos madréporas, las cuento con los dedos de los pieses. Son seis, más o menos.
Ardo como un container loco de deseos de abroquelar el mapamundi, de acortar esta distancia aciaga que nos separa a ti y a mi del altar divino de amor.
Así que ya sabes. Tómate el bondi que pasa por Cruce Varela y vente. Está todo pago.
Todo menos la cherokie de alquiler y el osobuco de mañana.
Te espero.

tuya.

Inés Ventimiglia


Poema

Salsa Scarparo
crema fileto verdeo jamón
Ensalada Marisol
pollo huevo, queso y melón
Lengua a la vinagreta
no está en promoción
La Princesa Andrea
apio y champignón.


Su rubio pleonasmo.

He intentado, por diez de los medios diseñados para ello, emular al Greyhound. No ha sido fácil. Ni siquiera sé si he logrado una mera aproximación.
Sólo se dio el color verde, pero fue en forma espontánea.
En el momento en que el viento se derrumbaba, he tratado de pasar por debajo. No ha sido sencillo. Ni siquiera sé si he obtenido un atisbo de universo que me de la pauta.
Sólo conseguí el tremendo peso en la espalda, pero fue sin premeditación.
Los planos inmóviles tienen ese grandilocuente halo de indiferencia. Quise darles movimiento, mecerlos. No ha sido simple. Ni siquiera sé si he conseguido ser lo suficientemente innumerable como para que la acción provoque su efecto.
Sólo avizoré enormes círculos que giraban en torno a la caducidad, pero no fue intencional.


Argumentos

Un tipo que sufre males originados por falta de vitamina B12.
Una familia vive en una casa en las montañas y se conecta a Internet para ver que pasa afuera.
Alguien muere en forma repentina, lo que da lugar a sospechas.
Dos se enamoran y juntos van a alquilar dividís.
Se salvan los buenos
Los malos reciben sus merecidos.


Quisiera ser Marley

No encontrarás ninguna señal que te indique que todo el tiempo pienso en ti. Asimismo, quiero dejar bien claro que todo el tiempo pienso en ti.


Wating for a flood

Llegando a un punto crítico. "No se registra el pago de # dólars con vencimiento el # de Septiembre". Se rompen cosas. Siempre se rompen cosas, pero ahora más.
Se rompe esta, aquella y la que está más allá. La sensación pastosa de injusticia. Eso es lo que jode.
Estoy esperando la lluvia. Que el patio se lave solo, que las plantas no me pidan nada. Que todo se vaya a la concha de su madre de una vez.
O se arregle.
Que todo se arregle solo.


De niño fui plus ultra

Había madejas de hilos de colores que se recortaban ante la insignificante apariencia de aquellos que leían el reglamento sin entender cuál era la consigna a seguir. Pero como no hay final feliz sin felicidad, llegó el maestro de ceremonias y apuntó su dedo índice hacia uno de los concursantes. Más tarde, todos decidieron que el momento era ideal para dormir una siesta y soñar con angelitos.