Hay algunos fenómenos que no debieran pasar desapercibidos.
Éste, por ejemplo.
Ya que es un fenómeno dado por la causalidad y no la casualidad, es decir que en el círculo inexorable causa-efecto; tiempo-espacio; podríamos ubicarlo un poco despegado de las adyacencias.
Estamos rodeados por chapas. Cada vez son más y se alinean alrededor de este espacio que a veces es demasiado pueril y otras es como un junco sediento en un desierto.
Lo mejor es observar a la distancia. Contemplar las reacciones, establecer algún tipo de estudio sociológico o de otra índole y aprender que es lo que nunca, jamás vas a querer cerca tuyo. O del vecino.
Yo, por ejemplo, no quiero esto o no quiero lo otro.
Elijo porque tengo discernimiento.
Acá lo tengo. Si querés te lo presto.
Pero un rato.
