Cuando seguimos interesándonos en ver que hay de nuevo, aún envueltos en esa mezcla entre mediocre, patética y genial, y nos preguntamos (porque nunca dejaremos de hacerlo) '¿para qué?' y no tenemos ganas y, sin embargo sentimos la cotidiana necesidad de estar acá, de ser escuchados.
Cuando la vida teje sus redes siniestras y también cuando nos regala emociones, gestos de amor, y la soledad comienza a ser sólo una abstracción.
Es allí cuando uno comprende que dos años ininterrumpidos de mantener un intento digno y de cierta calidad, no son moco e' pavo.
Por eso te felicito, Aldito.
Por el aguante. Por tus peleas entre la "persona y el personaje", por todo lo que comunicás, por hacer realidad esa hermosa necesidad de leerte todos los días.
