26.3.04

Andrés Zarich y su radar calimestrado.

- Estamos viviendo una historia que no tiene precedentes.
- ¿Te parece? No creo. Yo conozco alguien a quién le sucedió algo similar.
- ¿A quién? Decime que me interesa mucho saber sobre sucesos que me son ajenjos.
- ¿Ajenjos o ajenos?
- Ajenjos.
- Me parece que te equivocaste. Lo correcto sería decir ajenos.
- No me equivoqué. Es ajenjos. Te lo digo con conocimiento de causa. Estos son temas que yo domino bien.
- Está bien. Supongamos que tenés razón. Supongamos que soy yo el equivocado, que el mundo no es más que un culompio que en su vaivén nos desvanece.
- ¿Culompio o columpio?
- Culompio.
- ¿Estás seguro? Creo que quedaría más legible si llamases a las cosas por su nombre: al pan pan, al vino vino.
- ¿Probaste mojar el pan en el vino alguna vez?
- No. Pero probé mojarlo en la salsita.
- No es lo mismo.
- Supongo que no. La salsa es salsa, el vino es vino, el pan es pan, el ajenjo es ajenjo, el culompio es culompio...
- Es así, mi querido Teotil, nos perdemos en singnificados que no ayudan a revertir los mementos transcurridos.
- ¿Significado o significante? ¿Memento o momento?
- ¿Qué decirte? la verdad es que me tenés repodrido.
- Vos a mi más.
- No, vos a mi más.
- Uno más que vos.
- Dos más que vos.
- Te gané. Al declarar yo primero "uno más que vos", inmediatamente sumo uno más a cualquier valor que vos establezcas, por lo tanto, y teniendo en cuenta lo antedicho , yo ahora estaría tres veces más podrido que vos.
- Haceme un favor. Andate a la concha de su hermana.
- Lo siento pero no tengo hermana. Pero si querés podría irme a la de tu madre.
- Está bien, papá. Pasala bien y dejame en paz. Ya me tenes harto.
- Uno más que vos.