5.5.02

Hace como un año yo tenía un amante espectacular, un laburo, una familia maravillosa, un marido, unos diez kilos menos y un montón de sueños disparatados de los que cumpli algunos.
Hace un año, entrar a la Feria del Libro fue casi como un acto glorioso.
Con mi credencial de prensa en la solapa, me sentia una especie de diosa del apocalipsis urbano. Tenía un medio y un amigo que me apoyaba todo el tiempo. Con él logramos un buen laburo. A él todavía lo tengo.
Tenía una chispa que me cuesta encontrar hoy que entré a la Feria del Libro, pagando mi entrada como cualquier hijo de vecino, sin motivación, sin amante, sin nada que justifique mis pasos.
Y la Feria me pareció horrible.
Aunque, tal vez, lo horrible no sea la feria sino otra cosa que no soy yo, afortunadamente, todavía...