7.12.09

Más triste es robar II

(Para que se entienda porqué este blog se convirtió en una especie de porquería espantosa lleno de avisos y cositos que se mueven)

Por el año 2006 hice un intento que duró dos semanas (creo)
Ahora, pasado un considerable tiempo de infatigable labor en la siembra sin cosechar ni un frijolito de morondanga, creo que merezco un billetito de Juan Google.
E insisto.

Mi nombre es María Lucrecia de la Encarnación Mastandrea, tengo bastantes años de edad y hace tiempo he perdido la fe en la humanidad pero deseo recuperarla.
Padezco de una enfermedad llamada Google Adscense cuyos síntomas son: irritación, mareos, compulsión al click, adicción por los institutos privados de enseñanza de cosas, los libros sobre náutica y el amor a dios.
Mi sufrimiento es inenarrable y no se lo deseo ni a la peor porquería de gente que pulula por acá o por allá.

ESTOY DESESPERADA PIDIENDO AYUDA.

Si la enfermedad avanza corro el riesgo de convertirme en una escritora, filósofa, periodista, poeta o casquivana. Pero pobre.

Por cada click que vosotros hagáis en los anuncios que tan esmeradamente he colocado a la izquierda del televisor, a mí me dan 0,0002 dólars. Si cada uno de los 13 visitantes que diariamente ingresa a este blog (gozando de la consecuente alegría y emoción que el mismo proporciona), contribuye con su granito de arena visitando a nuestros patrocinadores y, eventualmente, comprando sus productos o haciéndose los interesados por ellos, en pocos años lograré juntar varios millones de centavos y podré iniciar el tratamiento, que además de curarme, incluye una lipoaspiración, un lifting y una lobotomía.

Cada click que hecho por vosotros representará poco menos que el mayor acto de amor que alguien pueda realizar hacia un ser humano vivo que, en este caso, soy yo. Pero también podrías ser tú, tú, tú o aquel otro que se hace el gil pero bien que lo tengo junado.

Nadie está excento de cometer fechorías de esta calaña, con tal de sumar unos morlacks a la alicaída, paupérrima y abichada canasta familiar.

A vosotros, que estáis todo el día haciendo huevo por la net, recabando información sobre temas de honda competencia abismal u opinando pelotudeces, no les cuestáis nada hacerme un click de vez en cuando.

Mi salud mental, mi bienestar económico, mi belleza y mi inteligencia necesitan de vuestro apoyo.

¡CLÍCKEN YA!
No sean cretinos.

Cuando llegue al primer millón dólars, juro que les recompensaré convidándoles panes santos y otras delicatessen propias de una luchadora, argentina y blogger, que sólo quiere ser un poco millonaria para experimentar lo que se siente.


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