Hace sol, los pajarillos cantan y madrugué. Nuestro Santo Daime me ayudó y voy a cocinar lasagna, así que no habrá homilía, ni sermón, ni mucho más, ni mucho menos.
Dejen sus pecados aquí
[Acá había una máquina confesional importada de Bolivia]
El generador automático de absoluciones no anda o no sabemos como funciona, así que mejor me dejan sus confesiones en el lugar correspondiente y después veremos que hacemos con ellas: si los perdonamos livianamente o o los mandamos directo a las brasas infernales del averno a Etiopía o a Burzaco.
Alabados sean.
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