19.7.06

Tutiplén Reader's Digest

Sencilla estrategia para el éxito

Es la sensación de lo que se precipita (cómo dormir y sentir que te caés), un reflejo equilibrista del espanto.
La trampa siempre aparece en el camino, tiene espinas, se esconde en la banquina y te hundís sin tiempo a la sorpresa.
Como una masa pegajosa, palabras son fantasmas como vientos que soplan sin efectos ni contrastes, el corazón un músculo aburrido de apatías, de tiempos feroces y sin treguas, de intento y cachetazo cansado de sangrarle a los relojes.
No querés quedar en bolas ante el día, ponés el cuero aunque te duela.
Entonces repetís mil veces nadaimporta, archivás recuerdos y promesas, deambulás como un autómata entre vidrios que tienen el color que más detestas.
Ahí es que sobreviene la tristeza y cuando ella cree te ha vencido, le bailás un meneaíto terrorista, que esconda algún misil dulce de leche.
Entonces ves que todo se reinventa, los colores que elegís ya no te mienten y no existe travesía intransitable que impida que te bebas las traiciones y alcances con tus manos esa lámpara que da calor, que no te quema.
Evadís los cuervos de la pena. Que se vayan a otra parte, que se mueran.



Secretos para volverse un triunfador



Roberrrrto!




Sabrosas virtudes del ajo


Qué efímeros son todos los instantes cuando en la sangre nada hierve.
El dolor es una astilla de diamantes que nos hiere cuando al fin desaparece.


Gracia y bondad de Jerry Lewis


Darte cuenta de que lo más importante y lo mejor de tu vida ya pasó.
Y saber que tenés que quedarte igual.
Como si después de ver montones de películas, la mayoría buenas, te obligaran a permanecer en la butaca de una sala vacía, a oscuras viendo pasar los créditos durante lo que te reste de vida.

Y encima de todo, los muertos y el alza del crudo, los muertos crudos.
Y encima él no está.

Darte cuenta que él no está y que nunca más va a estar.
Y saber que tenés que quedarte igual, esperando, haciendo tiempo, aunque falte muchísimo.



Mi obsesión con la Gran Muralla

Cuando la canilla pierde el problema está en el cuerito, cuando la canilla gira loca el inconveniente está en el vástago.
Es en estos momentos en los que una necesita un hombre, no que nos diga cuál es el problema, porque los años nos han traído un poder de diagnóstico especial para las calamidades domésticas. Necesitás un hombre que lo arregle, un hombre que te arregle el vástago.
Ellos saben de esas cosas. De canillas que gotean, de canillas que giran locas.


La risa, ese remedio infalible


Y cuando todo se desmorona, cuando estás a punto de suplicar por un movimiento de vida inteligente, cuando terminaste de recortar los últimos retacitos de alegría y sentís que todos los trenes van en dirección opuesta a tus empeños, que la mala le está ganando a la buena por afano, que no podés seguir soñando en tecnicolor, que todas las canciones dicen versos que han sido diseñados por un dios pasado de frula, que el reloj se paró en el momento en que la puerta se cerró y quedaste de este lado en shock de moléculas inmóviles, que nada de lo que pase ya te importa, que nada igual va a suceder.


Pesadilla de Alaska

Había una vez un señor que tenía el corazón a la derecha.
Lo operaron y se lo pusieron a la izquierda.
Después lo desaparecieron.


En busca de Billy

Sale del consultorio y se pone a hablar con la secretaria de la doctora. Le cuenta que es escenógrafo, que acaba de rendir un exámen en el San Martín, que ahora todo depende de la firma de Telerman. Yo no sé si es de verdad o es que la alegría que tiene lo vuelve el hombre más hermoso que he visto en los últimos tiempos, yo no sé, pero quisiera hablarle, quisiera hacer algún comentario ingenioso, quisiera que me mire, quisiera entablar un diálogo, quisiera que me invite a salir, quisiera ver sus decorados, todos sus decorados, quisiera que se enamore de mí, quisiera casarme con él, tener un hijo, hacer viajes por el mundo en su compañía, quisiera, pero no puedo emitir sonido, no puedo siquiera mirarlo. Sólo lo escucho y escucharlo no basta. No sé cómo escribe y, partiendo de esa base, no sé cómo es, no puedo, no sabré nunca, no existe posibilidad ninguna.
No conozco a nadie.
A la gente yo la leo.

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