Puedo decir, sin ánimo de brindar ideas equivocadas con respecto a mí misma y deshechando actitudes narcisistas o autosuficientes, que cuento con la experiencia necesaria como para elaborar una suerte de discurso que ponga luz entre tanto marrón cacoso y que, en cierto modo, perfume las contaminadas costas de este medio que tantas satisfacciones nos ofrece a diario a todos.
Murió Yasser Arafat. La gente cuando se pone vieja se muere. No importa si sos mi abuela o si sos un líder político. Nos pasa a todos al final, a algunos les pasa en el transcurso, pero eso no viene al caso.
Hoy es un gran día para todos aquellos que se sienten influidos por mi escritura: hoy se cumplen mil días desde que llegué acá con mi pequeña maleta cargada de ilusiones de colores.
Haciendo el balance puedo concluir que mi obra ha marcado un antes y un después. Antes el blog era celestito y tenía gatitos en el costado.
Era así:
Despues, en mi período dark, en aquellos días en que la expresión se refería casi exclusivamente al gore y a la política exterior, era así:
Más adelante, mientras disfrutaba de un merecido descanso, fue así:
O así:
Y posteriormente el diseño y la estructura hablaron de un blog afiatado a los tiempos que corrían y comprometido con la realidad circundante, como éste:
Mil días no es una cantidad como para cagarse, pero sí es un número.
Y hoy me encuentran en un estado cuasi bobalicón ya que puedo aseverar, sin temor a estar mandando cualquier fruta, que este es el blog que yo quiero y me hace inconmensurablemente feliz ya que me permite proyectar planos inclinados y maquetas de trenes de colección.
Muchas Gracias a todos los que me tuvieron el paraguas por ser como son.
