29.5.04

Violeta.

Tal vez haya una puerta donde los nudillos estén satisfechos de golpear hasta sangrar.
Con sonidos de sístole-diástole, con patadas en el culo a este mundo.
Y si no hay de eso, poco importa.
Es enorme la costumbre de inventar aquello que jamás podrá patentarse.
Es muy grande la manía de perder.

A ver si sale: poder diseñar un corazón nuevo que se instale en los pies y sólo pretenda caminar.

Los fantasmas del tiempo, en su lenta, inexorable guerra en contra de lo bello.
Tan inmensos como los ojos tuyos que veo resecarse como un ave muerta bajo el sol.

Y enorme es la manía de perder.

Pero una especie de deseo se hace canción, en un idioma que no se sabe cuál es.
Algo comparable a las lucecitas que las chispas de las piñas o las semillas del eucaliptus hacen cuando se queman, y las brasas las convierten en otra cosa diferente.

Es un detalle, y sólo por eso vale la pena.