15.12.02

"Confiesa hoy también que aún estás viva. Levántate y anda, pobre bestia, y sin llorar"
(Alejandra Pizarnik)



La noche se abre frenética, despojada de alma, cortante como un filo
Duelen las miradas que estuvieron y aquella respiración entrecortando el silencio en mil partes.
Ella acecha todo el tiempo con sus garras que apuran la herida
Se queman las palabras, la memoria se vuelve transparente
Ella espera que caiga vencida, que me entregue una vez más a su sonrisa pérfida.
Es necesario descansar un poco de la vida. Arrancar de cuajo todas aquellas
emociones, dejar que la sangre y todos los residuos que recorren las arterias se detengan por un rato.
Es indefectible. Parece ser como un designio hastiante esto del giro a ciento ochenta grados y seguir siempre en el mismo sitio, en esas calles, esas casas que te gritan de abandonos y miserias.
Demasiado asco que nada puede restañar, demasiada repetición que te parte el todo para dejarte fragmentos que son como puntas que lastiman.
La noche sigue en su mantra monocorde.
El Polaco frasea cosas que alguna vez tuvieron el mismo sentido que hoy, que siempre tienen el mismo sentido que golpea con violencia en el centro del dolor.
Es que el círculo marea. Y parece imposible salir de él, aunque, finalmente, eso es lo que hay. Estás viva aún. Levántate y anda, pobre bestia...