Abandonado de ángeles y de demonios no puede más el Nuestra Señora de Getxu
que pender sobre la gran garganta del mar que no nos traga todavía.
Nuestro destino: indiferente.
Nuestra esperanza: vana.
Nuestro presente: el limbo.
El supositorio sin nombre definitivo
A Peter Gabriel, a Eusebio (el torpedo listo)
y a la semana breve/bella permanencia, ante todo.
Serio como bragueta de manicero
De todas maneras, la semana de mercurio positivo hace que insista en reconstruir y que para ello necesite varias cosas:
Doscientos mangos, que no llueva, que
Como siempre, son suposiciones, pero alguna vez serán verdades universales.
Supongo.
Esta historia la tengo que escribir
Se murió, presiento que se murió hace algunos días y no me preocupa qué hacer con su cadáver, qué inventar sin mi sombra, sin el fantasma, los montones de espectros de mi yo que me conforman y a la vez crean el hueco, el gran vacío que (ya sé) no es absolutamente necesario llenar porque a él no hay poronga que le venga bien.
Sentarse y desear que el sol esta vez no lastime. Porque el sol es inevitable, siempre está, como bien lo dice Carilina Arroz.
Me gusta tu risa cuando te hago masajes de pies
Tenemos estos grandes hijos porque hicimos bien las cosas un instante antes de enloquecer. Además porque la nueva generación es mucho menos idiota que la anterior. Decías que buscara mi propia religión y es esta: la especie mejora pese al interés del poder de turno, pese al EGB, pese a Internet y la play, pese, incluso, a las madres que seguimos las normas por mandato, ni siquiera por instinto.
Mundo marino
Trabajo elaborado el de romperlo definitivamente. Lo he conseguido y ahora sólo queda regenerarle el tejido, tejerle pulseritas, collares, trencitas pelotudas que la gente pelotuda cree es la mayor trasgresión que puede hacer en la vida, en verano. Eso y dejarse la barba, eso y broncearse. Eso y sacar un blog para contar experiencias y que los lobos marinos aplaudan así: plaf, plaf, plaf.
Recital portátil
Lo peor de todo es que mientras estás atorada en la parte interior del caño, donde se adelgaza, e intentás salir y no podés porque en vos se da el proceso contrario de hinchazón (no confundamos con gordura), imaginás que afuera, donde el sol, el aire, las gaviotas y todos los demás productos del universo ejercen diferentes tipos de acciones, se tejen, se manejan intrigas palaciegas, complots estrafalarios o, incluso, hay alguien que piensa y te extraña, se pregunta: ¿qué ves cuando me ves? ¿dónde estás si te moriste sin decirme? y alguna que otra cosa desesperadamente imbécil que sucede solamente en la zona posterior al cerebelo que en mi caso es la que piensa, siempre y cuando no me hayan hecho el brushing ni la lobotomía necesaria a tales fines o a saber.
Usted está aquí.
Ante un enunciado cualesquiera sea, existen diversas interlocuciones:
Interlocución 1: Las cosas malas de la vida son siempre para bien.
Interlocución 2: Justo estaba pensando en vos.
Interlocución 3: ¿Y Cris Morena?
Interlocución 4: No sé de que hablás.
Interlocución 5: Ya llegué, besos, te amo.
Interlocución 6: Usted me confunde, no soy el padre de ninguno de sus hijos, a lo sumo seré la madre o un primo lejano.
Interlocución 7: Falló envío de mensaje.
La gran enseñanza de vida es que ahí, en ese momento, en el caso, circunstancia, escenario, uno sabe, descubre, observa, se da cuenta y se capacita para hacer un graffiti que diga: "Esto quiero. Esto no quiero"
Negro como el corazón de un soldado
Son mis garras y este punto cardinal contrario a todo norte, sur, oeste, que desgañite a la maldita insidiosa que me llama porque sabe que nada va a perder. La muy puta está segura, la conchuda me posee y me cuesta evadirla. Pensé en ella esta mañana, la deseé como casi nunca.
O un poco más.
Gambetié una vez más, me propongo ver su cara, enfrentarla, no esconderme y así poder aniquilarla.
Largá el Grecian 2000
Pero es algo cabalístico. Sé que siempre lo volveré a hacer.
Me acuerdo de las épocas del jardín de infantes y todos los pibitos haciendo ritmos, bailando ante cualquier música, canciones patrias incluidas. Y las señoritas tratando de refrenar ese loco impulso de bailar las cosas "serias"
En este sitio hay comida como para alimentar a varias aldeas de países más pobres que el nuestro. Yo sólo intento encontrar la bandeja de los alfajorcitos que traje. Pero no los veo y me siento estafada.
También me siento así cuando observo que el regalo que las madres buenas compraron para sus hijos (incluida la mía) es una medallita muy fea que ella misma se coloca en el cogote hasta el momento en que le cuento que no tuve nada que ver con esto y se la saca y me pide que se la guarde en la cartera junto a los diplomas, tarjetas, souvenires y cosas varias que le fueron otorgando por haber pasado la horrible educación primaria.
Después Aprender a volar por Patricia Sosa.
La miro y la veo agarrada de la mano de Gastón, un chico muy lindo y noto que ninguno de los dos canta.
Me siento tranquila.
archivado en: no deseo cambiar en este momento