23.8.05

El paraguas insostenible

Mano izquierda: dos bolsas de supermercado, en una de ellas coca cola, pan y velas ranchera, en la otra leche, galletitas y fideos.
Mano izquierda: frasquito de boca ancha con formol al 10% y paraguas roto por tres partes que ni siquiera son equidistantes como para brindar un cierto equilibrio.
Vuelan chapas, vuelan ramas, vuela gente.
Autos impiadosos ante cada charco. Zapatos que hacen globitos (momento ideal para desear unas botas Pampero más que nada en este mundo).
Debo defender el formol como si en ello me fuera la vida. El formol y la coca-cola.
Un paraguas brinda más inconvenientes que beneficios (Damaris dixit).
La razón que tiene.
El árbol, más presisamente este paraíso de tronco grueso es el mejor lugar para estampar el paraguas.
Durante las dos cuadras que faltan para llegar a casa, pienso si hice bien o no, si el paraguas merecía ese destino, si yo merezco que el agua se me meta por el cuello y con total indecencia comience a mojarme el culo.
Pero no quiero mirar hacia atrás.
En casa compruebo que también el corpiño está mojado.
A lo hecho, pecho.