10.4.12

Tutiplén con gran cantidad de aforrismos


Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.

J. M. Fonollosa

Receta para una vida pulenta

La vida muere lenta en su orden aleatorio, tiránico, random de cadáveres descartes.
Y paladas: cantidad necesaria para construir tu propio pozo.


Mamboretá D

Son como pequeñas caparazones del color de las de cucarachas que adentro tienen las esporas. Las traen las hormigas con esa estúpida laboriosidad que nadie les pidió.

Y casi por inercia, me desespero por cosas aún más tontas. Es que cada tanto hay que cambiar de obsesiones, sino la vida marcha por los cauces naturales y serenos y todo se vuelve aburrido al punto de querer salir a matar grillos o algún otro animal noble.


El mojón que se secó con el sol

Por un tiempo habitará la incertidumbre no conocer el exacto lugar del precipicio que marca cuánta es la distancia, porque el mundo se partió en dos mitades y no sabemos en cuál de las dos estamos.


Hot rod souvenirs

Si el amor no es capaz, si su terca torpeza se manifiesta en un escape permanente, en huidas silenciosas, si no puede porque no es, o no quiere, o por cualquier motivo que determine inoperancia en el sistema, más vale tiralo y comprate otro. O buscá el rincón donde fumarte unas sequitas de contexto, ubicate en actitud amotivacional y escuchá una de Crimson o un disco entero, incluso varios. Y prestá especial atención al modo en el que los sonidos se separan de la música que hay en el aire en la cabeza.

Entendé que este momento, lo que está sucediendo por fuera del mundo, es un rato.

Y que puede ser grandioso.


Líder mundial en testeo de soruyos

La luz roja de sus ojos anunciaba tormenta eléctrica. Yo intenté fumar su ira de a bocanadas breves, como al descuido, como quien no quiere la cosa, como el último abrazo, como dar las gracias.
Pero sólo vi una mueca donde alguna vez hubo sonrisas y también dos manos maulas como pájaros sin cielo. 


Zeppelin trip y tres perritos de mierda que no paran de ladrar

Despierta. Los ojos enormes. Me asombro (desde la ventanilla la mirada hasta donde empieza la zona del puerto, el cielo, primero violeta, después rojo furioso y al llegar naranja). Tanta belleza. Me salva. El día.


Casino Royal (en polvo)

Cuando la fichas caen todas juntas y ves que los colores son definidos, clarísimos, que no hay confusión ni ambigüedad alguna, y pensás ¿cómo pude estar ciego tanto tiempo?, inmediatamente deberías recordar las 14.000 veces anteriores que sucedió lo mismo y entonces, ser vivo por una vez y enterarte de que las cosas no son por sí mismas, que en nada influyen los otros, que las cosas son lo que ponés en ellas.

Y que si les ponés mierda, serán mierda.


De las historias que teje mi mente mientras miro fijamente el MilkDrop del Winamp intentando dejar la cabeza en blanco, autohipnotizarme

Demasiada deuda en la lista de mí misma. Se idealiza lo perdido: juventud relacionada con belleza.
Yo no hice más que vivir un sueño de otra parte.
Hoy estoy conmigo. De manotazos de ahogado pasé a buscar la tierra firme. A enraizarme pues volar es un peligro y más ahora que hay tanto pájaro cagándote en el hombro.



Qué hermosa sería  nuestra vida si vos fueses otro

Los obstinados tenemos la costumbre de confundir gato por liebre, de que nos den chicha por limonada, de gastar pólvora en chimango, de pedirle peras al olmo.
Los obstinados estamos condenados al fracaso. Lo sabemos, y aún así insistimos porque en el fondo no somos más que unos románticos pelotudos con fe.


Mi media medalla

Pero la balanza se acurruca hacia un costado, se acomoda en línea plana y duerme a tu favor. No será posible recompensa alguna, la traición nos deja anclados en la zona de la furia, el desconcierto, inmóviles, débiles dentro de la sombra de lo que fue amor, deseo, guerra.
Te imagino sonriendo. Sé que no es más que eso lo que podrás, apenas un mohín que disimule tu agonía. Ya no hay odio sino pena. Desde que descubrí un témpano malvado entre tu pelo el corazón se congeló.
Pero es muy tarde y la venganza irrumpió en forma natural. Estaba escrita desde la noche en que nos apropiamos de un café que no era nuestro. Todos sabían del desastre y huyeron antes, como los animales cuando presienten un tornado un maremoto un incendio.

Y nosotros quedamos atrapados en lugares desde donde no hay regreso.


Literal

Todavía abrigo esperanzas, les pongo mantitas, les prendo la estufa, les hago sopitas calientes.

archivado en:  tutiplenes de amor amor amor...

3.4.12

DSM IV: la increíble historia de Claribel y su tío Horacio

Es como una mueca de estupor. La garganta que se cierra, algo de taquicardia unas veces, otras una inmovilidad como de estatua, un silencio de crecida. Pero siempre el alerta. Los ojos cerrados percibiendo, imaginando qué clase de show macabro se está montando afuera, en la oscuridad.

Algo que no es real, no, no puede serlo, sin embargo están todas esas marcas, los sonidos, las palabras retorcidas como torniquete que en lugar de cortar la hemorragia la asfixia, la interpretación inequívoca del significado de la cinta del revés, la excusa donde poner las tristezas, las culpas, la baja autoestima, la maldición materna y sus sonajeros de pastillas de colores, un ojo, muchos ojos, todos los ojos mirando la vida de costado.

Y papá. Lo que papá hizo. Lo que papá no hizo. Lo que no hizo y no hará porque está muerto y hay uno menos a quién reprocharle tu miseria.

En el conjunto de factores el núcleo es el miedo, desde allí parten como lanzados desde agujas hipodérmicas el resto de los malos tragos: desconcierto, huída, y dónde ir ahora que ya cerraste la puerta, ahora que todo es lejos y gastado, ahora que no se sabe quién es el que va a clavarte el próximo cuchillo.

¿Será tu madre? ¿Tu hermano? ¿El portero de la oficina? ¿Tu amiga del alma? ¿El cajero del supermercado? ¿La simpática florista que seguramente, entre los ramos esconde víboras venenosas? ¿La mujer almibarada a la que le escuchaste te amo cientos de veces hasta el hartazgo? ¿Será tu perro (ese tan fiel) el que morderá tu mano?

Los médicos dicen de trastorno delirante, algo que tu mente imagina: tu novio acostándose con odaliscas, vaquillonas orientales, vírgenes de call centers, travestis de flequillo, alzando sus faldas pre-cocidas, marcadas apenas para cuando se les pida el plato principal.

Espero que sepan disculparme. Esto que acabo de escribir antes es real. Sucedió. Sucede siempre. No hubo mala fe. Jamás la hubo. Ni siquiera cuando te acostaste con un pibe en tu cama matrimonial y no tuviste corazón para lavar las sábanas. Ni siquiera cuando te fuiste sin más explicación que el silencio, dejando allí paredes que chorreaban el rojo de la traición y de la fábula.

Me voy de tema. Pero es que pasan cosas que no comprendo. Intentan hacerme creer que no es para tanto, que ya va a pasar, que el tiempo, que hay unos trucos infalibles para superar estos estados de desorientación lúcida: "leete este libro, gordi, te va a ayudar. Buscá en el capítulo 7, la parte que dice..."

Tu hija o tu hermana, da lo mismo, te dice que lo que vos sabés está detrás de la cortina es el reflejo de hojas de árboles que se mueven porque afuera hay viento, que si salieras un poco de acá adentro lo sabrías, pero claro, no podés, las piernas te pesan. Y te pesa el culo. Y te pesa la vida. El ánimo te pesa. Ella no entiende nada. Ella jamás sabrá que lo que hay detrás de la cortina es un alacrán que en cuanto te duermas va a picarte y el veneno se transformará en un fantasma que correrá por tu sangre permanentemente, al acecho. Como una enfermedad infecto contagiosa.

Pasan cosas feas, papá. A la noche se celebran orgías satánicas en el altillo. Aunque me tape la cabeza con la sábana, aunque ponga la radio debajo de la almohada yo escucho, es una melodía de tambores, una voz que no es de este mundo y los gritos y las risas y los llantos. Yo escucho. Creo que si hay tormenta voy a morir de terror. Dejame la luz del pasillo prendida, papá, por favor.

Las agujas disparan más perturbaciones: obsesión compulsiva. Los médicos lo llaman síntoma de trastorno de ansiedad. Suena bien a la hora de presentarse: "Hola, mi nombre es Teresa y sufro trastorno de ansiedad, hace dos días que no cuento los números de los boletos, baldosas, azulejos, hace dos días que no puedo dormir". (Aplausos). Al menos, suena mejor que decir: "Hola, mi nombre es Carlos, soy borracho, hago cosas horribles cuando tomo alcohol, lastimo a los demás, a los que dicen quererme pero están en mi contra, dicen querer ayudarme, pero vamos, pásenme otro trago, eso sí me sería realmente útil".

Pero el núcleo (no olvidemos) es el miedo. Todo lo demás se diluye un poco cuando ataca. Todo lo demás puede "encauzarse". Hay tratamientos. O eso dicen.
Hay terapias alternativas y lo mejor, lo más recomendable en pasillos carcelarios y hospitales: hay que tener fe en dios.
Eso ayuda.
Dicen.

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