12.4.08

Lo que queda del día



(el público chocho de la vida gozando del espectáculo)

Lo que quería explicar y realmente no sé si pude, si se entendió es que la verdadera motivación de las cosas, el fin principal de los empeños es llegar a momentos donde todo es dulce, donde se puede tenerlo todo y para mí todo es el amor.
El amor, con sus diferentes morisquetas fue, en definitiva lo que yo encontré en el Centro de la Cooperación, en la presentación de mi libro.
Mencioné desordenadamente dos momentos cruciales del largo proceso hasta la edición del libro, olvidé otros tantos un poco más cercanos.
Estos eran, son: disfruté inmensamente de los preparativos. Me propuse hacerlo, como tabla de salvación ante algunas contingencias que me trajo este año de regalito.
Y lo logré. Logré lo esencial: la alegría. Cada reunión con mis lectoras, cada ensayo con mis músicos, cada conversación con amigos, cada idea nueva, cada estímulo. Había días en los que sentía que el compromiso con mi libro de cada una de las personas que me rodeaban era mayor a mi propio interés. Eso hizo que no sintiera algunas ausencias necesarias, eso hizo que me envalentonara, eso hizo que aprendiera a quererme un poquito más, eso hizo que ya no me sintiera sola y fuera valiente, que no tuviera que depender de fantasías inventadas por mi mente fértil, eso hizo que todo haya salido de perlas.
Yo estaba ahí mirándolos. La sala era chica, el tutiplén era grande. Ahí estaba la mayor parte de la gente que me importa. Muchos amigos viejos, montones de amigos que conocía virtualmente y pude ver, tocar, abrazar, besar por primera vez.
Mi tío, el único tío que tengo, mi cuñado, el único cuñado que tengo a pesar de ya no tener marido; Sofi: mi modelo top exclusiva; Aylén, mi adorable sobrina postiza y Mou, amigo fiel de la casa. Nadia con su bolsa de palo santo de regalo.

No sé bien que dije, cada tanto me viene algún recuerdo y tengo la sensación de haber desvariado. Pero lo cierto es que yo soy así. Había ensayado un personaje muy simpático y encantador, pero el personaje no quiso salir. Quedé yo mirándolos, hablando cosas, comiéndome los nervios y haciendo enormes esfuerzos por ser grande y no ponerme a llorar en cada frase.
No sé que se vio, no sé si se entendió.


(parte del público preparado para el pogo)

Lo que sé es que la respuesta superó lo imaginado. La gente con la que no contaba compensó unas pocas faltas injustificadas. Pero esas cosas pasan siempre y lo tenía previsto, aún así la sorpresa de ver a la primera plana de platenses: Puck, mi ex-avatar preferido y Pablo, verborrágico y encantador; Alfredo, un viejo amigo de la época UTN, y unos cuantos desconocidos que enseguida se hicieron conocer.
A Eva y Betty, dos encantos que había conocido la semana anterior y se entusiasmaron con lo mío. Gloria, su sonrisa y la amable compañía de siempre. Sam apurado porque se tenía que ir y no quería hacerlo sin el libro. Cordín, con "esos ojos" que parecían emocionados; Dea preciosa con ese look tan Dea; Duda: loca de atar desparramando simpatía y desenfado; Vero con todos sus rulos y calidez; Aydesa (todo un hallazgo); Dibu y su ternura; Silvia, a las corridas, dejando de lado "su momento" para compartir "mi momento"; el asombro de ver a Katya; Ricardo escondido en un rincón; Edgar con mucho pelo, parado y demostrando una vez más ser un amigazo de fierro; Jeronimo y su bella Guadalupe; Octavio, desparramando ternura; Aste y Livio... ¿qué decir de amigos de esos que están siempre, con los que podés contar para lo que sea?
Chinaski y Pablo: como venitas anexas por donde circula la sangre mía más cosquilleante.
Moniquita: si hay una persona que se acerque a lo celestial, es ella. No recuerdo momento importante de mi vida donde ella no haya estado con su ramo de flores y su dulzura.
Susana Cella, que lleva tiempo coordinando, más nerviosa que yo en la bienvenida. Es una mujer muy tierna Susana. Es una nueva amiga.
Franco y Juan, dos jóvenes hermosos que, junto a la belleza de Minerva engalanaban la sala.
Pablo y Paula, más que editores amigos, con cartel divino de regalo y una onda infrecuente que no olvidaré.
Bardamu, tarde pero seguro, sin Viscarra ni Delgado, dispuesto a seguirla hasta que las velas no ardan, con su pose de chico malo que toma Sprite.
En primera fila Inés.
Y un aparte. Porque Inés es una de las amigas que más me ha acompañado en este momento. Una de esas locas de ideas geniales, una de las más entusiastas.
El reencuentro con Jimena luego de años. Verlo a Alfio (a quién daba por perdido), paradito ahí él y sus pestañas.
Sobre el pucho, Guille, mi psicólogo chamán, para decirme "acá estoy contento de verte así".
Otro aparte: Alejandra, Lavi, Damaris laburando cerca desde hace tiempo, con amor y alegría, demostrando que la amistad es la causa más importante por la cual vale la pena hacer cualquier cosa; mi mamá, la reina indiscutida de la noche. Todo lo bueno o malo es su responsabilidad. Fue la que hizo que yo exista y por añadidura el libro y también todas las cagadas que me mandé, me mando y me mandaré. (lo dice Freud, no yo)
Y mis hijos: Michelle sonriendo casi como en su fiesta de 15, hermosa fotógrafa responsable y serena, la encargada de contarme, horas más tarde, todo lo que no pude ver; Demo: su voz, su guitarra, su aguante ante mi crisis de intolerancia minutos antes de salir de casa, su compañía constante, su apoyo incondicional. Los compañeros fundamentales de mi vida, la magia deliciosa de sentir tanto cariño que tengo que acumular para los días en que sea ingrata y me sienta triste, para los días en los que me ciegue o mire hacia sitios inhóspitos, cariño que me guardo para potenciar el mío, el que comparto, el que quiero seguir dando.
Esto fue para mí la presentación de mi libro y si un 1% de esto se pudo reflejar, es ya un montón y me doy por satisfecha.


(momento de honda emoción, sensatez y sentimientos)


¡APDEIT! Acá hay más afotos


archivado en: ¡la puta que vale la pena vivir! y gracias totales