Es más cómodo que andar rengueando por caminos desconocidos. Es más cómodo internarse en el asilo de las costumbres que seguir recorriendo nuestro miedo a la oscuridad.
Enrique Symns
Esta lluvia finita, pertinaz, hincha pelotas detiene el vuelo de una avispa ávida por clavarme la congoja. No me acuerdo si fue viernes o domingo aquel día en que despedí a la última vez. Me condené a recortar figuritas de revistas viejas; a algunas terminé degollándolas con una tijera de jardín. Otras me las engañé merecedoras de integrar mi álbum de portentos, por si las moscas zumbaran el respiro e interrumpieran algún sueño de los lindos.
Abreviando: ya no quiero que justo en lo mejor suene la alarma y entonces sobresalten las térmicas de eso que parece un cuerpo reposando y puedo tocar, pero no reconozco como propio porque apenas, y atiborrada de penas, sólo veo vísceras y arterias que desatan una danza de apariencias adictivas.
Es posible que sea esta lluvia finita, pertinaz hincha pelotas. Lo cierto es que el cántaro que nunca fue a la fuente, se ha roto y el agua se pierde. El sueño se pierde. La ambición flaquita, la esgrimista idealización, se pierden.
Abreviando: yo no sé qué es esto que parece una serie de canal Retro. Soy esclava del absurdo y a pesar de mantener la vista en alto, hay puñales que destripan y el río que jamás pasará por el living de mi casa, se congela en otra parte mientras redacto promociones de mí misma y seco las botas embarradas.
Y esta lluvia, finita, persistente hincha pelotas que inunda la enorme catedral desvencijada, establecida sobre un campo de narcóticos insomnes. Expuesta a fiebre y desaliento. Expuesta a un universo tan minúsculo como el que yo quise hace tan poco.
Abreviando: acepto la derrota aunque quiera machacar cuatro razones que me ocupan y me muelen como a granos de café, me laten a un ritmo que no tiene más dirección que la del azar. En ese sitio instalo un silencio diferente al del cobarde, un silencio que a gritos dice de atentos los sentidos, de soberanía propia.
Y también de lluvia finita, pertinaz hincha pelotas que se cuela en las hendijas de la cúpula y evidencia la manera más real de repetir lo que se pierde. La historia que se pierde. La memoria enclenque y la fugaz turbación que se pierden.
archivado en: meteorología aplicada