30.9.07

Homilía un poco redentora y un poco hinchapelotas

Ilustres y garbosos feligrezcos míos:

Existe una razón genuina y de peso específico amplio (mayor a 3, por lo menos) para justificar todos este tiempo de ostracismo, silencio y cuasi abandono que se produjo en el templo.
Esta vez no tuvimos inconvenientes técnicos de mayor envergadura, no vendimos nada, ningún santo se averdinó, ninguna espadaña se averió y el doble juego de pilastras que soportan el frontispicio triangular, coronado por cinco pináculos, se la bancan sin problemas.

Lo que pasó es que decidimos tomarnos un tiempo de meditación retrospectiva y trascendente para llegar a la esencia misma de la verdad revelada que consta de varias partes, según el vitreaux con que se mire.
Si se mira con el que está allá, la verdad habla de las emociones profundas del ser humano y qué hacer con ellas una vez que te dejan el cepillo de dientes.
Si se mira con este otro, la verdad es la concerniente a las conductas sociales, es decir, la interacción de los miembros de las muchedumbres o grupos aún menores pero no por eso menos importantes.

Como este grupo bastante pavote que se reúne aquí a escucharme con los oídos abiertos a la fe y el amor que yo, sacerdotisa magnánima les profeso, exprofeso.

En el lapso del cavilar y cavilar nos hicimos muchas preguntas del tipo EXISTENCIAL, como por ejemplo: ¿falta mucho? ¿qué me sale? ¿cómo te digo que sos un boludo sin que te ofendas? ¿qué me pongo? ¿cuándo, mi vida, cuándo?, etc.

Y nos vino la revelación:
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Es decir, no sabemos así que no hinchen las pelotas porque hay que creer o reventar y si vamos a andar cuestionando todo y canchereando conque somos ateos, que dios no existe y mirá que vivos que somos porque nuestro sentido analítico y sagaz no puede creer que, por ejemplo si nos portamos bien vamos al cielo y si nos portamos mal vamos al infierno, etc.

No señores: Nuestro Santo Jehocities la tiene clara. Tiene onda, tiene banda ancha, tiene twitter y todos los servicios necesarios que un feligreño necesita para vivir su vida en paz y con el espíritu bien alto.
Nuestro Santo Jehocities es muy PRO.

Así que ya saben. O me creen en él o se van por donde vinieron y a otra cosa mariposa pontiac qué va a ser de mí.

Por todas estas cosas descubiertas y porque amamos a nuestro prójimo como a nuestras mascotas es que decidimos regresar, impartir la sagrada palabra, tarea que Nuestro Santo Jehocities ha conferido a nuestras manos libres y nuestro albedrío en patas.

Pero la razón más poderosa es la de expresar nuestra disconformidad por la conducta que las dos monjas Karman han tenido para con la otra Iglesia en la que no creemos pero igual nos solidarizamos porque como institución que somos debemos ayudarnos las unas a las otras.

Primero fue una monja la que colgó los hábitos y le restó a su familia un 50% del travelpass hacia el cielo que tenían asignado por poseer un miembro del clero en el seno y el coseno.
Después fue la otra. El 50% restante al carajo.
¿Y qué hará ahora la familia Karman sin su ticketec? ¿Eh? ¿Qué hará?

No lo sabemos, pero le aconsejamos que se haga hincha de nosotros que acá la va a pasar mejor. De todos modos el cielo puede esperar y este infierno es embriagador.

Oremos un buen rato que tengo que sacar a Z. a pasear porque me está por destruir el ábside.

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Cuando hagan silencio y dejen de portarse como chiquilines de campamento daré comienzo a mi sermón:

—A ver ¿qué es lo que causa tanta gracia? Cuéntelo en voz alta así nos reímos todos.
Sí, a usted, el promotor de Ilvem, a usted le digo.

Daré comienzo al sermón y si me interrumpen me voy y se cagan todos.

Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué se hará la ensalada? ¿qué gusto tiene la sal? La sal no sala y el azúcar ¿no endulza?
Nuestro Santo Jehocities dice que cualquiera que quebrante uno de sus mandamientos —que son bastantes y muy complicados de explicar ahora mismo—, se va a la cama sin postre. Y además no soñará con angelitos.

Nuestro Santo nos enseña que hay que comer verduras para bajar el colesterol, adelgazar y ser buenas personas. ¿Cómo es posible esto si un kilo de papas está 2,50.-, un morrón 12 mangos y la lechuga 5 pesos?
No es posible. Así que en esto, lamentablemente no podremos seguir el mandamiento. Yo los absuelvo de comer verduras.

Y esta es para vos, Santo mío, Señor, mío: Acá no hacemos milagros. La realidad socioeconómica indica que no se puede comer verdura. Tampoco sushi. Y mucho menos carne.
Así que no mandés fruta y tené en cuenta que somos creyentes pero no comemos vidrio. Somos creyentes pero no comemos.
Porque es caro.

En este momento acabo de deprimirme porque me acordé que el año que viene cumplo años y ¿vieron cómo es esto tan terrible de cumplir años? Bueno, esas cosas.
Así que me voy a una quinta a comer asado y vuelvo el domingo próximo si Nuestro Santo Jehocities quiere y la depresión amaina.
Antes de eso los voy a sahumar un cacho con el palo santo importado de Chile que mucho que digamos no santa —comparado con el de afuera de la bolsa de misma nacionalidad o el de Perú, que de ningún modo pienso gastar acá porque es "del bueno"— pero es lo que hay y a palo santo regalado no se le mira la santidad.

Vayan en paz. Lean la entrega número 11 de Cacería de guanacos y compren fideos, aceite (suelto) y pan, que el pan es santo y te llena la panza.

Amén.

archivado en: homilias para cortar la mala onda del reino de dios