19.6.07

Banderas en tu corazón


Yo quiero verlas, ondeando luzca el sol o no.


Los chicos saludan a las 12 de la noche. Eso les evita tener que levantarse temprano, despertarme ellos, preparar el desayuno u homenajes similares.
A mí me gusta esta modalidad porque el cumpleaños comienza antes. Y también los regalos. Este año Nana, de Palahniuk. Los chicos saben.

Perfume al filo del dolor, así invisible.

Luego de tanta espera, tengo un poco de miedo. Haber pasado por las experiencias Asfixia, Monstruos Invisibles y Superviviente y sentir que ya nada mejor podrá escribirse es un peso fuerte.
Nana pinta bien desde el prólogo. Pinta Palahniuk. Pinta que esta semana habrá placer, pero igual pinta un poco de miedo.

Licor venéreo del amor que está en las pieles, sedas de sedas.

Estoy eufórica. Terminamos como a las cuatro de la mañana de preparar la cuadrícula y el stencil para pintar la bandera de la Banda de Rock. Me duermo como a las cinco pensando que no hay mejor groupie que yo.

Son pájaros de la noche que oímos cantar y no vemos. Cuando el granizo golpeó, la campana sonó, despertó sus tristezas atronando sus nidos. Esperando allí nomás, en el camino, la bella señora está desencarnada.

El teléfono empieza a sonar a las 10 de la mañana (gente desubicada) Primero mi suegra, después mi tío el poli nihilista que me recita el discurso de todos los años de la noche de tormenta en que nací, dice que de ahora en más todo se va a pique, que el amor dura dos horas y cosas de ese tenor que no logran deprimirme lo suficiente porque la verdad es que en nada estoy más de acuerdo que en esto. Me hace reir. El humor, este tipo de humor que roza lo irritante, me vino por rama materna.

Cuanto más alto trepa el monito, así es la cosa, el culo más se le ve.

Tengo cuatro mensajitos de texto y la batería totalmente descargada. Me tengo que bañar pero no, no todavía.
Tomo un café. Ya no queda más café, tendría que salir a comprar pero no, no todavía.

Yo sé que no puedo darte algo más que un par de promesas. Ticks de la revolución, implacable rocanrol y un par de sienes ardientes que son todo el tesoro.

El rock star arremete desde temprano. Para él mi cumpleaños fue esta madrugada, ya está, ahora hay que seguir con la bandera que es lo único que importa en este mundo. Y es verdad.

Banderas rojas, banderas negras, de lienzo blanco en tu corazón

Arduas horas de trabajo, la casa es intransitable. Me acuesto un rato deseando que por una hora no suene el teléfono, ni el timbre ni el perro. Me duermo y sueño con mi ex esposo. Tiene la cara de otro. Los dos (mi ex esposo y la cara del otro) me reprochan cosas.
Del sueño me rescata Ale con una bella selva negra y una velita.

¡Tan veloces son! Como borrones, así veloces, hundiendo el acelerador, atragantados por los licores, soplando brasas en tu corazón.

Pido un deseo distinto al del año pasado (que se me está cumpliendo). Veremos que pasa con este. La velita es mágica. Se enciende tres veces más, pido lo mismo cada vez.

Vas a robarle el gorro al diablo, así, adorándolo como quiere él, engañándolo.

Habrías que prohibir la presencia de cantores ambulantes en el tren. Y más si se llaman Sebastián y son de La Plata y cantan querido viejo de Piero.
Sebastián de la Plata: ¿No había un lugar más lejano para representar tu show molesto? ¿Tenía que ser necesariamente acá, en MI tren, mientras intento leer el cuarto capítulo de Nana? Sebastián de La Plata: cantás muy mal y te odio. Sabelo.

Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene. Por primera vez vas a robar algo más que puta guita

Reunión en Nuñez con los mejores. Picada, empanadas, coca cola, fasito sergipuertiano made in Spain. Del mejor subidón hasta la fecha. Todo es un desmadre en armonía a mi alrededor. Torta de frutillas especialmente confeccionada y valuada en mi honor.
La familia Ingalls la protagonista. La música, Eels y Kaiser nosequé.
Trato de separarla pero un incontinente verbal lo impide. Todo el tiempo lo impide, incluso cuando se calla ... risas, muchas, cada tanto me voy pero vuelvo y todos siguen ahí.

Oh oh oh oh... Oh oh oh oh.

Aste y Livio se van, la reunión se convierte en un pijama party donde los más aguantadores somos Chinaski y yo practicando in situ la tradicional costumbre de madrugadas chateras compartidas. Esta vez en los maravillosos pufs de Lavi, sin teclado, sin pantalla, con mucho humo, tips de diseño y verdades trascendentales de la vida como, por ejemplo, encontrarle un lugar estable al depósito de autoestima.

Cuando la noche es más oscura se viene el día en tu corazón.

Y el día me despierta con un desayuno que no veas, la sonrisa de Lavi, los ojitos rojos de Damaris y una hermosa sensación de cansancio y alegría.
Pero sobre todo:
Sin ese diablo que mea en todas partes y en ningún lado hace espuma.

archivado en: gracias totales, querido diario y momento criollitas