23.3.07

Tutiplén baba/bobo-sónico donde roza la bambula

Para Yael, mi amiga, mi oreja, mi hermana...

Mi viaje sin humildad al corazón de la basura lo hice por mí,
como me sobra reparto y te convido con palabras las mil maravillas.
Ser así no cuesta nada.
Babasonicos


[Aclaración necesaria 1: no es capricho ni virtud: la voz de D'Argelos me sigue pareciendo horrible en todos los aspectos posibles pero, bueno, che... ¿Y qué, cuál es?]
[Aclaración necesaria 2: esto de ir y venir no tiene más razón que mi falta de atracción sobre nada: sigue gustándome éste más que cualquier otro. Suna pena, pero, hasta que no encuentre otro que me guste más, prefiero el malo conocido. Así que...]



Y si al destino lo llaman peligro, y a tu compañía le dicen crueldad, la eternidad, no nos dejará.

Llueve al fin. No dejo de mirar el techo obsesivamente esperando el momento de salir disparada a asesinar a M.
Llueve, pero no lo suficiente como para testear si la cantidad inconmensurable de dinero invertido rendirá sus frutos (¡guarda con frutos!) Buenos Aires trajo la tendencia al desgano. ¿Cuándo comienza el otoño? ¡oh dios!... me temo que ya somos otoño.
Llueve, y sólo una gotera se resistió estoica al ruberoi.
Llueve, y alguien me saluda, me dice: "que tengas un lindo día".
Yo no entiendo... ¿qué hay de bueno, viejo?
Yo no entiendo nada más que de agujeros, filtraciones y riesgo paranóico.
Yo no entiendo más que el mal del agua y, si alguna vez amé la lluvia, hoy detesto momentos como este.
Si no hubiera ojitos que me acusan, si no fuera porque tengo que hacer realidad uno de los 30.000 sueños, me iría a dormir. Despertaría otro día. No me preocuparía, ni me ocuparía.
Odio este lugar.
Amo este lugar.
Y además, nada tiene que ver la lluvia con todo esto.
La lluvia sigue siendo hermosa tal como Tuñón me enseñó.
Así que sigo mirando. Veo una panza y veo todo lo contrario a "el Capitán"
Te veo hermosa y todo se me olvida, "a mí que nada se me olviah"

Por una vez te digo la verdad

Los universos cambian invitando lenguas.
Uno crece, identifica lugares ubicables,
cada inteligencia luce un camisón
indeleble, late única, canta insistente.

Cartógrafos azucarados recortan mapas coloridos.
Abogados rantifusos manejan costas ajenas
que hacen juicios (nos reímos todo el día)
Rectores movedizos corrompen al respeto de …

Su séquito de vana idolatría

Algunas veces siento que me emplumo. Sé que no es una sensación original, le pasa a toda ave, a todo avión, a toda artista de variedades. Sin embargo me preocupa porque las plumas son de ganso y los gansos no; yo prefiero pavos. Si son reales mejor. Aunque no sé. De nobleza desconozco. Y nobleza (gaucha) obliga.

Ni siquiera tenemos amigos en común

Despierto abotagada y la desidia, las pocas ganas, el entusiasmo de long time ago ocultos en un hueco entre la mesa de luz y la cama. Allí se esconden demasiados materiales orgánicos e inorgánicos. Migajas, retahílas, dientes de avestruces, sinceridades plenas, melifluentes, algún llanto nocturno, uno que otro suspiro, varios ronquidos y todos, cada uno de los testimonios de cada sueño soñado y perdido en el fondo hermético del inconsciente.
Despierto cansada de descansar y no hay inercia. El ómnibus no respeta las leyes físicas. Se detiene con violencia, sin embargo nada, nadie, ninguna cosa o persona se cae de culo.

¿No va a venir? No va a venir...

Veo a la negada matemática hacer cálculos estrambóticos que de nada sirven, que, de todas maneras es posible que haya estrellas, pero ella no es esa luz, sino mejor. La veo entender lo que no entiendo. Me quedo mirándola.

Le clavó su taco aguja

Si todas las pastillas antibióticas, ansiolíticas, antidepresivas, funguicidas, analgésicas, desinflamatorias, oncológicas, miorelajantes, pudieran hacer que no viva añorando el caprichoso hacer por el simple divertir al mal, travesurarnos sin ser como ordas tinélicas, sino como algo más que siempre fuimos somos más, te juro, que me las tomaría todas juntas en un cóctel tan letal como el olvido definitivo.
Pero no.
Preciosa: todo va por fases y cada una de ellas es hermosa en su medida.
Lo fantástico es que ahora la pretención no es exageración.
En eso sí que somos buenas.

Díscolo y muy singular

Como último recurso se enamoró de un ser vivo lleno de tatuajes. Le pregunto si es feliz y dice que no, que no cree en ese tipo de cosas. Yo tampoco creo, así que la comprendo más que nunca y, más que nunca, tengo ganas de abrazarla porque en ella yo creo (mucho). Pero, una vez más, está lejos y mi abrazo no es de malgastar, mi abrazo va a parar a dónde sea, por ejemplo: acá.

Tengo el cuerpo hecho a la medida del romance

Nicotina, vado olor, enjuagues y felicidad de cabellera, altas porras, tenés que teñirte, peluquería, estímulo, entusiasmo de salida, a la salida te espero... te espero, te espero, te espero, siempre te voy a esperar. No digas. Nuncadigasalgoasíniparecido. Nunca digas nunca.

Si querés un empujón te invito a mi camarín

Hago frizz y elongo, por las dudas. Hago achiss y me muerdo las palabras por los signos que contienen. Me dice que la asociación libre de mi alma es la asociación ilícita de mi libertad. Me dice que bajo consumo, bajo el fondo, que pin y que pan, que los monstruos que deleitan mis pieles son jabones merecidos, me recuerda qué cosa tengo que comprar: jabones de tocador para que bañarse sea una actividad adecuada y placentera para mí, para ellos.

En la palestra de los desconocidos

Al despertar noté, no sin cierto temor, que el silencio era infinitamente superior a otras mañanas. El miedo es una cuerda que aprieta la cintura. El miedo es un jean de tiro alto de nuestra adolescencia. El miedo es un chupetín lleno de pelusas.
Nada me resulta más inspirador que el sonido que hace Ernesto, el elefante ambidiestro que habita mi jardín, cuando bebe del botijo que le regalé en las navidades.
Sin embargo el silencio.
Y el miedo.
En el jardín ni una abeja libando la flor de la cariátide. La fuente seca, el sol erizando el césped, incinerando hormigas derramadas como granos de pimienta.
Y de Ernesto, ni noticias.

No fumes cosas raras

La competencia entre mi perro y la gata es algo que jamás alcanzaré a comprender. Él sabe (tiene que saber) que lo amo más que a ningún ser vivo en esta galaxia. Ella sabe que a mí no me gustan en especial los gatos y que si está en casa fue por descuido (algo así como un embarazo no deseado), de todas maneras Ella insiste. Está vieja y este año tendremos que festejarle su cumpleaños de quince.
Acabo de darle un pedacito de madalena rellena con dulce de leche y se la comió desaforadamente.
Z. adora toda golosina que yo coma. Z. adora todo lo que yo coma. Z. me adora tanto como yo a lo adoro a él.
El caso es que Z. se sintió celosamente mal y ese tipo de sentimientos son, de los pocos que yo no puedo soportar.
Z. sabe que yo lo amo por encima de todo y que si le di la madalena a Ella fue por una cuestión ocasional, momentánea y necesaria.
El amor de mi vida, en su momento, se comportó igual que Z.
Y fue así como me perdió a mí, al amor de su vida.
Por suerte, Z. es un animal, es más genuino su cariño, su capacidad de comprensión.
Por eso me siento tranquila como antes.
Como siempre.
Por que aunque también pierda, las pérdidas no me corresponden. Siempre son ajenas. Como las vacas, como las gatas.

Ingenua esfinge, tu perfumada suavidad me hace vivir extrañándote

Yo quiero-quiero-quiero, pero no, no quiero-no quiero-no quiero-no quiero.
A veces se hace una montaña y la subo y la bajo y me canso y las colinas. ¡Oh!, esas colinas, empinadas, dolor horrible en las rodillas. Es de nervios, es un nervio que se contrae, lo retorcido del alma se amuscula se enrula así en las noches, tres o cuatro veces por noche. Antes eran calambres, o simple adormecimiento. Ahora es un dolor que recorre desde la mitad hasta acá y duele-duele-duele, tanto que despierta tres o cuatro veces en la noche. En el día no me importa pero a la noche sí. La noche es siempre demasiado maldita con las pesadillas-el insomnio-las ganas de poder hacer un juramento y no mentir, por una vez.

Montada en una lata de fuego

La planta con sus tres verdecitos (todavía) tomates que encontré en medio del yuyal que había en el patio, esa rosa pequeñita, un poco deforme, nacida del rosal casi seco sin poda hace años, las flores blanquitas de eso que es un yuyo pero resulta que tiene flores, cosa que de inmediato, lo convierte en planta valiosa, los restos de mi sauce, idea de entonces: futuros banquitos que no lo fueron y sus hongos amarillos hacen que sepa que si no hago algo urgentemente, todo va a morir antes de que pueda arrepentirme.

Flotaba a su lado el rumor que sus pestañas

Son blancas, enmarcan tus ojos tan negros. Sos lo más bello que se ha concebido en este mundo. Cada una de las veces en las que reparo en tu detalle me sorprende la belleza en la que hacés que me rodee.
De igual manera, te pido por favor que desistas de esta nueva malacostumbre que adquiriste vaya a saber por qué. No sigas despertándome a las cinco de la mañana, amor. Duermo poco, necesito que mis cuatro o cinco o seis horas no sean interrumpidas, ni siquiera por tu lengua caliente, tus pestañas blancas.

No especules con mis sentimientos

Desde que me encontré una medallita de oro a los diez años, camino mirando el piso.
Esta mañana había un sobre. Abierto estaba el sobre y decía en letras grandes a birome: "PARA LUC"
Llevaba cinco bolsas, dos en una mano, tres en la otra. Pesadas las bolsas contenían diferentes verduras y materiales de ferretería. También unas tazas.
Porque hace mucho tiempo que tengo ganas de tener tazas con sus asas correspondientes y que no te quemen la boca cuando calentás un café en el microondas.
Di unos cuantos pasos y pensé en el sobre. "Para Luc" decía el sobre.
Seguí caminando y pensé: -total que pierdo, si es para Luc es porque allí hay algo para Luc.
Y Luc soy yo.
El sobre es mío.
Su contenido también.
Alguien lo dejó allí para que lo encuentre.
Regresé y levanté el sobre.
Estaba abierto.
Adentro no había nada.
Estoy tomando café.
El sobre vacío está acá.
Me quemé la boca.
Hoy voy a cocinar tartas. De choclo, de zapallitos, de calabaza.

Si divagué perdido entre las aguas, ya estoy bien

Hace dos años compré canillas para cambiar las del patio. Gotearon mucho. Mucho más de dos años.
Pero recién hace dos años tuve la intención de cambiarlas. Y las compré.
Hace dos años un hombre me acompañó a comprar las canillas e iba a cambiarlas.
Pero no pudo.
Varias cosas más no pudo hacer, quererme, por ejemplo, pero eso no viene a cuento.
Hoy, en cinco minutos, alguien me cambió las canillas.
Ya no gotean.
(Las canillas)

Te amo tanto, tanto que podría matarte ahora mismo

Acabo de perder al vigésimo séptimo amor de mi vida. Se fue en un barquito de papel hacia una isla donde no le cabe otra que pensar en todas las maravillas que perdió alejándose de mí; donde no le caben más que pajas y bostezos, gran hermano y zinguerías.
Él me dijo (en su idioma) cosas tan bonitas que mi idioma no entendió: hablaba de amor, de sentimientos bellos, de paz , de dios y de una cuarta parte de cemento, dos de cal y una de arena. Me dijo que jamás olvidará mi perfume, mis ojos cuando veían el sol saliendo del mar. Me dijo gracias y se fue.
Me quedé mirándolo, asegurándome que se fuera para siempre.
Y ahora lo extraño.
Pero esto no es extraño.

Terrorista polarizado, represor desocupado, torturador con celular

El círculo inútil estar dentro y girar siempre en la misma dirección parafernalia imbécil de latidos que acompasan todas las soledades del mundo todos los caprichos las cruces los cruces caer siempre en el mismo charco embarrarse las rodillas.

Lunita: quedate acá por un rato
Sos tan amarilla que dolés los ojos.
(como en los días de nieve)

Quedate acá para helarme los intentos
Date cuenta
Soy piedra, como vos.

El círculo marea estoy dentro gira como las pestañas de un tornillo muy gastado gira loco amor todo gira loco arrasa con su impecable locura la mentira la inmisericordia el lamento incierto el dolor en el estómago la discapacitada fe lo que jode lo que apuñala cualquier buena intención la situación aritmética más simple dentro-fuera círculo cuadrado asimetrías que bailan locas.

Lunita: quedate acá por un rato
Sos tan ojos que dolés los amarillos.
(como en las nieves de días)

Quedate acá para intentarme los helados
Date cuenta
Soy vos como piedra.


archivado en: tutiplenes dedicados, delicados, deliciosos, según el gusto de tal y cual