Era más fácil, para hablar por teléfono íbamos a lo de la única vecina de la cuadra que tenía línea y le dejábamos la monedita en la alcancía. No había demasiada gente a quién hablarle por teléfono, teníamos cuatro canales de televisión y un montón de tiempo para inventar juegos maravillosos. Jamás nos aburríamos. Además éramos chicos.
Definitivamente era mejor.
En Viet-Lingham,un nuevo día comienza.
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