24.8.06

Tutiplén lúdico-poético-refriting

Cerebro mágico

Si fuese posible hacer contacto, que la luz se encienda y haya suerte, entonces estarían las preguntas desplegadas así, como banderas, como sorpresa de encontrar entre mil llaves aquella que nos abrirá la puerta para ver respuestas a saber.
Si fuese posible hacer contacto, tal vez podríamos dar con la correcta.


Truco

Entre ruido de motores, vino rojo y lo que falta, lo que flota en el aire, humo en la cortina, sensación de asombro, correas rechinando, vapor que nos quema:
Te grito ¡falta envido! y te vas al mazo aún sabiendo que te miento.


Batalla naval

Tantas son las veces
H2 agua
demasiadas
H2O agua
Pero no nos convencemos
H hidrógeno
y la química no alcanza
O oxígeno
El aire es faso y humedad
H3 tocado
Elementales somos
H4 tocado
aparentando que no
H5 tocado
aparentando
H2O agua
aparentando
H6 hundido.


Insert coin

En general los apilo así nomás, pero algunas veces formo filas prolijitas. De cualquier manera se me caen.


Escondi

Ideas oscuras se hunden entre las ruinas de una canción amordazada.
Hay que abrigarse de la peste, sobre todo de la de la indiferencia.
Hay que ocultarse a buen resguardo y esperar el piedra libre.


Cubo mágico

Cuando nos sentimos satisfechos porque completamos la cara azul del cubo, comprobamos que en el resto de los lados los colores están mezclados. Si intentamos unirlos, corremos el riesgo de que se nos desarme el mundo.


Martín pescador

Es una larga fila
Pasará... pasará.
Un miedo suave te invade:
una especie de incertidumbre
¿Pasará? ¿Pasará?
Una voz oscura te lo dice:
"Pero el último quedará"

Primera vuelta y seguís a salvo
¿Nos dejará pasar?
Otra vez es otro el que se queda
¿Pasarás? ¿Pasarás esta vez?

Te alivia ver como caen.
esos torpes muñecos vapuleados
Pero la voz te lo repite:
"El último quedará"

Y sabés, que no hay escapatoria.


Game over

Nos encontramos como quién juega al gallito ciego. Primero el vértigo, luego el asombro de unos ojos contra otros, reflejados como ríos de glaciares

Nos alejamos como quién juega a la mancha. No hubo tiempo, hubo ojos, otros ojos, que veían como ciegos.

Finalmente (y de nuevo) la venda antimancha venenosa, torniquete salvavidas del arroz con leche, para abrir la puerta, para ir.

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