20.6.06

Fábula de unos movieclips que fueron más fuertes que el amor que es más fuerte.

Pepermint sudaba, tosía, emitía agudos respiratorios, insistía en rechiflidos, se amocaba, se aburría en esa cama que era la más confortable del palacio. La más blanda y generosa de la habitación de la Reina del Chucker: mujer entrada en años, entrada en experiencia de vida, de visa, de mastercad; reina sabia, más sabia que cualquiera de sus ancestros, a quiénes no conoció ni por la Wikipedia; sabia y triste, más triste y aburrida que cenicero de ex-fumador.
Sabia por verde y también por sus atributos naturales consistentes en dos platos voladores altamente chupables que portaba in situ.
Sin embargo, la cama donde Pepermint descansaba boquiabierto no era su cama (osease: era una cama arrendada en mercalibre.com, es decir: una cama medio trucha de adentro y medio espectacular por afuera)

Descripción de la cama

Tiene dos listones transversales y dos cosos de los que van en el costado para que no te caigás. Un respaldo de ébano con un simpático motivo chino que, si lo traducís al servio y montenegrino dice: "Buen día, mi amor" y si lo traducís al toguense dice "Debes hacer algo con esa erección". Traducido a todos los demás idiomas, el mensaje no tiene coherencia.
La cama también cuenta con un elástico de resortes alámbricos y una cremallera que, si la abrís podés encontrarte con cosas infalibles: seres extraordinarios, cañas de bambú, lampazos, antimicóticos o ensueños sin parangón.
Ni falta decir lo que son las sábanas, almohadas, acolchados, así que no digo nada.


Una mañana de esas, Pepermint decretó que la Reina no era la mujer que había esperado en cada una de las paradas de bondi todas las mañanas y tardes de su vida al salir de las Jornadas Interactivas de Apespicolage que se realizaban en Colonia Andión.
El trabajo de Pepermint en dichas jornadas consistía en cobrar las entradas para que los turistas subieran al mirador a ver unas cuantas chicas posando en piyamas y también en bananas. Algunas veces, algunas turistas etruscas le reclamaba algún folleto explicatorio, algunas otras (no veces sino turistas), le proponían "sexi en el sherati" (pero eran las menos), y quizá por eso era que Pepermint sudaba, tosía, emitía agudos respiratorios, insistía en rechiflidos, se amocaba, se aburría y pensaba que siempre es mucho más mejor estar solo, olvidar sensaciones olfativas y táctiles y, por sobre todo, no extrañar la cama más blanda y generosa de la habitación de la Reina del Chucker.

Moraleja:
Las grandes decisiones de la vida vienen en variables que uno mismo declara de la manera que sigue a continuación.

archivado en: enseñanzas para feriados y niebla del riachuelo