23.3.06

Y dale dale alegría a mi corazón

Esperamos un buen rato hasta que nos hicieron pasar a Aduana. El funcionario aduanezco me preguntó qué contenía el tubo y cometí la torpeza de decirle:
- Una obra de arte de Ary Bulgarelli, un artista grosísimo de Costa Rica.
- Papita pal' loro -pensó el energúmeno- y acto seguido me preguntó el valor de esa obra de arte.
- Incalculable -pensé en decirle, pero de inmediato me di cuenta que sería el peor de los errores-, un inmenso valor sentimental, es el regalo de un amigo -contesté.
- Está bien, andá.

Y nos fuimos. Mi nena y yo muertas de risa e inventando una historia en la que la policía aduanera nos perseguía con helicópteros para apropiarse de nuestro grabado, nuestro MONOGRABADO, o sea, único, irrepetible, magnífico, bellísimo. Nuestro. Mío por siempre.

Contuvimos la ansiedad durante sólo dos cuadras y en un banco de la Plaza de la Torre de los ingleses abrimos el paquete, sacamos de él un paquete de café (¡riquísimo!) y montones de atados de fasos Ticos. (¡y eso que el Cholo insiste en que deje de fumar!)
Esta mañana el proyecto era, fue, es, compartir mi alegría y, pese a la máquina pedorra con la que cuento y mi poca pericia para la fotografía, aqui va el testimonio gráfico de mis preciosos regalos.








Y la frutilla del postre:




El cuadro se llama "Insomnio", la técnica es collagraph y es mucho más grande de lo que imaginaba. Se expuso en varios países de Centroamérica, México, Pensylvannia, Washington y Cuba. La foto que saqué no le hace justicia.

Cuando suceden cosas como esta es cuando más absurdo me parece que esto de los blogs, la comunicación virtual y yerbas anexas se planteen como algo que tiene alguna importancia literaria, periodística o fenomenológica.
Blogs: ¿Por qué? ¿Para qué?

Es lo más más simple y básico de la historia de la humanidad. Aca puede haber amor. Acá lo hay. Es el porqué y el paraqué.
Y yo soy muy afortunada.
Porque tengo montón que recibo y que trato de dar.

Cholito: ¡TE QUIERO!