12.3.06

Domilía Hominical

Adorables feligreños:

Si han leído los diarios en el trascurso del último año estarán al tanto respecto de la suerte que corrió nuestro Templo: mala suerte, una suerte de mierda.
Pasaron infinidad de sucesos calamitorios cuya concatenación produjo el cierre definitivo del mismo: se nos murió el gato, se nos rajó la pira, también la pila, nos quedamos sin pilas, compramos un cargador y algún diácono rebelde se lo choreó; se nos embarazó la chica que lustraba las hornacinas, se nos inundó el ábside, se nos cayó el frontispicio sobre la cabeza de la madre del dueño del puesto de panchos que funciona en el atrio y como ella estaba trabajando en negro no tenía ART, o sea que nos tuvimos que ponen con miyón dólars, así, uno arriba del otro. Y encima no quedó bien. Ahora cree que es Lolita Torres en La pérgola de las flores y nadie la soporta.
Muchas cosas más obligaron a que vendiéramos el establecimiento y nos fueramos a Caracas a evangelizar a unos bomberos herejes que tenían una fábrica ilegal de cuetes, rompeportones, cañitas voladoras y otros adminículos pirotecniales.
En Caracas nos perdimos y terminamos en un pueblo que quedaba a veinte kilómetros de Chascomús.
Allí aprovechamos para descansar y proyectar el futuro.
El futuro ya llegó hace rato, todo un palo, ya lo ves. Por eso volvimos al Templo con la firme intención de desalojar el Casino que allí se había erigido.
Como no pudimos, nos dedicamos a jugar sin descanso durante cuatros meses y amasamos una considerable fortuna que nos permitió arrendar la zona de mesas de Black Jack, Black Levels, Man in Black y Jack Daniel's. Desde allí es que emitiremos hoy el primer sermón de la temporada.

De pié.

Algunos feligreños no saben elegir: preferen comer mortadela a jamón crudo, escuchar Miranda a Divididos, coleccionar pelotudeces a garchar, mirar televisión a andar en bicicleta, chupar vino a chupar cuchuchas. Esos feligreños no son aceptados en el reino de Nuestro Santo Jehocities.
Otros feligreños la tienen clara. A esos los queremos bajo nuestro seno, nuestro coseno y nuestra tangente.
Existe una leyenda marroquí que es muy interesante en este aspecto y se puede trasladar a otras cuestiones de orden universal. Ahora no me la acuerdo, pero para la próxima juro que voy a estudiar.

Arrodillense y oren un rato que tengo que ir al biorsi.

------------------------------------------

(Tardé un poco porque anoche no me tomé el Agarol)

Pueden sentarse y sacar las viandas.
Incluso pueden comer, siempre y cuando conviden, siempre y cuando sea tentempié casero y no sanguches, empanadas o pizza compradas en la esquina.
Son de mala calidad. Son un asco. Yo sé bien porqué lo digo y sino acá lo tengo al monaguillo que no me deja mentir.
De paso, aviso, el monaguillo prepara un café excelente.
Vale sólo 3 dólars el pocillo, así que no sean miserables y comprenlé.

Ahora me escuchan que voy a pedir por ustedes aunque no se lo merezcan.

Pido a nuestro Dios Jehocities que los salve a todos de los siguientes flagelos:

- intemperie
- espera vana
- babasónicos
- almendras amargas
- jugos taí
- viento del sur
- lluvia de abril
- soledad existencial
- soledad villamil
- vaporizadores
- mentirosos
- Tegucigalpa

Recomendaciones importantes:
No dejen de orar, coman oreo y no nieguen la hora si es que alguien se las pide por la calle. En caso de no tener reloj a mano la inventan aproximadamente o llaman al 113.
También sean buenos con los animales, cómprenles comida de calidad, no de esa que se vende suelta y está plagada de microorganismos perversos.

Y con estas reflexiones nos retiramos taza taza y Jehocities en la de todos.

archivado en: liturgia, chococrock y depilación de cejas de palabra