6.1.06

Zara Key without smoke

Vuelvo recontra tarde de la casa de Ante Garmaz y la seguidilla es: Nick Cave, Lou Reed, Leonard Cohen, Tom Waits, o sea una gran orgía músicautopistera.
Tengo la premeditada y ruin idea de, si lo llego a encontrar dormido, sacar de mi macuto una vaca-corneta y posicionarla a unos centímetros de sus oídos, hacerla sonar en do mayor y ejercer la gran venganza, el placer de los dioses humedecidos por el pringoso macroclima hurlinghense.
La venganza se come en plato frío, aunque los rigatonis alla siciliana me pegaron duro.

Hay una forma muy eficaz para sacarse de encima a las vendedoras con trastornos de bipolaridad tonal. Pero no puedo decir cuál es, no es cuestión de revelar todos los trucos. Hay que esforzarse un poco y, por sobre todo, aguzar la imaginación y la espontaneidad.
Decir que existe la manera, que hay un modo casi infalible, es suficiente como legado a la humanidad. Y éste lo es.

Llego y, efectivamente, está dormido. Considero la posibilidad de ponerme a ladrar, de morderlo, olisquearlo, afilarme las garras en su blanco plumaje, hacerle pagar cada uno de los terrors in the nights que me hizo padecer.
Pero me da ternura.
No puedo.

El amor tiene esas maneras filantrópicamente absurdas de manifestarse.

Traigo conmigo (también) a los Reyes Magos.
Busco el pasto y noto que "alguien" se lo ha comido ya.
Y no fue un camello.

archivado en: querido diario, la pasión del gourmet y transas de Ucrania.