1.8.05

He-man

Cuando lo ví en la cocina le ordené que me baje la pelota que se había atascado con la grasa de la pared.
Como vestía de azul fue lógica la confusión de la que él me sacó enseguida:
- No soy Mr. Músculo, soy tu animal de poder. -dijo
- ¿Y qué clase de animal se viste con traje de superhéroe? -le contesté asombrada
- Los animales de poder, yo soy un leviatán, pero hay varias especies diferentes: kohalas, ñandús, tigres de la malasia, camarones, boxitracios... muchos más.
Pensé qué hacer con él, sí llevarlo al zoológico o venderlo como comic parlante y finalmente decidí convertirlo en mi mascota doméstica.
Al rato nomás, mi perro se lo zampó de un bocado (- Ni le siente el gusto. -digo siempre) y después vino a por un poco de cariño.
- Perro malo, ¿qué hiciste? -le pregunté, mientras le rascaba la pancita y él movía la pata y me miraba con amor.
Amor perro.
Un amor perro no se controla. Eso es casi un clásico.