16.7.05

Sólo empanadas, sólo historias

In nomine pater

Y de repente entró al local un sacerdote.
Pensamos que era un conocido de alguno de los dueños y , en efecto, lo era. Pero el desconcierto fue enorme cuando lo vimos pelar Biblia y ponerse a leer algunos párrafos.
A su alrededor, varias mujeres rezaban mirando hacia el piso, mientras nosotros armábamos cables de red tratando de no hacer demasiado ruido, no fuera cosa que dios no escuchara las oraciones y el destino del negocio fuera un fracaso absoluto.
Lo más curioso fue que, cuando el cura comenzó a bendecir a troche y moche (heladera, horno, mostrador, empanadas, computadoras), me salpicó una gotita de agua bendita y no tuve más remedio que ser buena durante unas horas, las horas anteriores a la siguiente ducha.
Ahora que me bañé, volví a ser yo misma.

Cuidado: radar vigila

Es una empresa fascista, pero más que fascistas son pelotudos.
Obligan al personal a usar un uniforme similar al que usan en Mc. Donalds. El uniforme tiene gorrita y casi todo el mundo se resiste a la gorrita.
Ahora, la nueva modalidad consiste en sacarles fotos a quienes no la lleven puesta y exigirles una multa.
Sí, igual que las multas de tránsito de Ibarra.

Aullido


He visto a los más grandes espíritus de mi generación destruidos por la locura, hambrientos, histéricos desnudos, arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en búsqueda de la droga urgente imperiosa, iniciados a la cabeza del ángel ardiendo por la antigua conexión celeste con la dinamo de las estrellas en la maquinaria nocturna, que pobres y rotos, malolientes y bebidos se reunían a fumar
de pie en la oscuridad sobrenatural de los apartamentos

Allen Ginsberg


Si Ginsberg hubiera vivido en Argentina hoy, su poema comenzaría así:
"He visto a las empanadas humanas bailar debajo de sus disfraces patéticos, con 38º a la sombra y el sudor mezclado con la grasa de la carne picada, el pollo y el atún, las lágrimas confundidas con la voz tinéllica del maestro de ceremonias, la sangre de cada uno de los espíritus que, con gran paciencia, hacen las cuadras de cola para comer de garrón unas empanadas rotas, malolientes y aceitosas..."