23.6.05

Tutiplén ricotero II

Prólogo

Se preguntarán muchos de mis asiduos lectores, algunos de mis más fervientes fans, y otro tipo de personas humanas y entes amórficos que asisten a este blog en forma puntual y meticulosa y a quiénes no puedo tipificar en ninguna de las categorías anteriormente mencionadas ya que las motivaciones de ellos son tan variopintas que ni yo (ni ellos mismos) podemos imaginarlas, pero pueden referirse a amores silentes, rencores perversos, envidias malsanas, admiraciones escondidas, cotilleos incultos, presencias simples e inocuas, o sea que la pregunta que los veinte visitantes diarios de Resacas S.R.L. se hacen es la siguiente:
¿Qué merda pasa con los redondos que ando ricoteando tan seguido?. ¿Por qué laresacada se empecina en hacerse odiar y amar en cantidades proporcionales (un diez y un diez, masomeno) tan a menudo?
Y la verdad es que no tenía ni puta idea de la respuesta hasta que se me ocurrió una.
Una idea, no así una respuesta.


!-- ACA COMIENZA EL TUTIPLEN PROPRIAMENTE DICHO --¡



Pasará ya pasará, este espejismo pasará

Le robé un Camel a mi hijo y lo fumé en el baño. Después me lavé los dientes y puse kilos de Glade para que mi nena no se diera cuenta. Extraño mecanismo para volver a los quince años. Desde aquí hasta ver a mi nena poniéndome pañales geriátricos no pienso parar.


Un refusilar hasta la Cruz Roja

Llegado el momento, no estará nada bien que los gusanos te coman los ojos.
Porque tus ojos son bellos aunque intentes disimularlos tras esa nublada expresión de pesar.



Caída libre para vos

Esta es una práctica que voy perfeccionando.
Día a día me asemejo más a una tortuga.


Un caníbal de mi estilo

Esos momentos en que la punzada intensa en la garganta, los mocos infames, los kilos de años pesando en el cuerpo, esos momentos en los que te sentís, como quién dice: para el culo.
Esos momentos en los que a pesar de todo (y cuando digo todo englobo una enorme cantidad de desesperaciones que acompañan al estado gripal reinante, como por ejemplo y además, sin embargo: ansiedades, deseos de fumar, de beber, de ser tu copilota, es decir que lo mismo me dio un ataque de risa estando sola en el auto esperando los 20 minutos (sí, veinte minutos de demora, ¿podés creer?) y escuchando a un par de tontos de un programa de radio que descubrí en ese mismo momento por esas cosas del zapping y el aburrimiento y todo un cúmulo de desgracias que desviaban mi mente hacia pensamientos altamente cáusticos y desmoralizantes, o sea, decía que así y todo siempre encuentro alguna excusa para cagarme de risa.
(Update: no siempre)


Cosas de hechicería desafortunada

Capaz que soy demasiado coloquial escribiendo, que a mi prosa le faltan sinécdoques, elipses y apotemas.
Y la verdad es que me chupa un huevo.


Mi vieja crió un idiota

Es más, a todo lo que pensé para decirte le agrego una considerable y esplendorosa cantidad de epítetos guarangos, impropios de una dama, procaces, irónicos e infinitamente desesperanzados.


-¿Era todo? -pregunté.

Una molotov que se asusta, hace pssss y no estalla no sirve ni pa' espiar. Así sucede. Sabemos, tenemos la certeza de que las cosas fueron, son y serán así de irremediables y, sin embargo, se nos da por amarrarnos a alguna especie de superstición que nos diga:
-Al final del camino hay una luz, una luz blanca. ¡No te acerques a la luz!¡Tuto, no toqués que está tuto!
Estatuto: ¿Está tuto?, ¿tuto está?
- ¡Me estoy cambiando los calzones!


De risa rubia de barrio especial


La receta que no puedo conseguir, la receta que se escapa a todo entendimiento lógico, la receta de cocina que toda amante de su hogar debe anidar en lo más profundo de la alacena. La receta que funciona, la que a todas las minas del mundo les enseñan al nacer. A todas las minas, menos a mí. La receta que no encuentro y todas tienen.


Un día el bote volcó

Creo que acabo de dejar de dejar de fumar.
Nunca es buen momento para este tipo de intentos absurdos.
Nunca estamos lo suficientemente felices como para querernos lo suficiente.