4.11.04

El submarino apócrifo y la episteme picarona.

Había una vez una verdulería que estaba ubicada en la zona franca de Beriso y Ensenada. Cada cliente que de allí salía, lo hacía en un estado de depresión o enojo furibundo.
Es que las verdulerías de zonas francas son demasiado sinceras para el gusto del cliente medio.
Y la verdad casi siempre molesta.
Un buen día, ingresó allí el submarino apócrifo, quién , cuando lo acusaron de no ser el submarino auténtico, se sacó el periscopio de mirar pa' rriba y dijo con una sonrisa descomunal:
-Me descubrieron, ¡soy la episteme disfrazada de submarino!
-Ya nos dimos cuenta, gilastruna -respondieron los verduleros que eran concuñados entre sí-, tu ip es rosadita y con esa minifalda de hierro que te pusiste se te ve toda.
-¿Acaso no les gusta? -respondió ella con mirada inquietante y picarona.
-¿La ip o la mini? -respondieron ellos babeantes.
-Nah. El disfráz de submarino. -dijo la Episteme.
-Está bueno, pero te queda medio corto de tiro, mejor sacatelo todo y vení para acá atrás que te queremos mostrar unas hortalizas que trajimos de Tolosa -replicaron al unísono señalando con el dedo hacia atrás.
-Bueno -dijo ella enfilando hacia el fondo, meneando las caderas y produciendo un ruido metálico propio del disfráz de submarino del que, a esta altura, poco quedaba.

Epílogo: La Episteme fue el único caso de alguien que se fue satisfecho y feliz de la verdulería de la zona franca de Beriso y Ensenada.