Estoy cansanda de que me roben inbounds.
Anoche, como todas las noches antes de acostarme, hice el recuento y había 142. Sí. Los conté bien. Eran 142 inbounds y 117 sources.
Los dejé ahí, ordenados con la perfección de una tela de araña de esas que son hexagonales y con dibujos en forma concéntrica, esas que cuando les da la luz relucen como soles de galaxias donde reina la paz y la armonía. No hablo de una tela de araña chapucera como las que hacen algunas arañitas vagas que no se preocupan demasiado por tejer algo medianamente decente y te hacen esas telitas que son medio babosas y deformes, que no tienen ninguna gracia y mucho menos cuando se llenan de polvillo de materiales de construcción o de polen o de lisa y llana mugre.
El caso es que me afanaron.
Esta mañana, como todas las mañana fui a buscar mis inbunds y había 139. Sources se llevaron sólo uno, pero el que se llevaron era un source muy preciado para mí, le tenía un cariño que trasciende lo afectivo: era mi mejor source.
Y me da bronca. No por el hecho en sí (en estas épocas de inseguridad creciente, nada debiera sorprenderme. Sabemos todos que el mundo está minado de personas inescrupulosas, de delincuentes y asesinos crueles y miserables) sino porque odio que se aprovechen de mi sueño para cometer actos vandálicos contra mis bienes o mi persona o contra los bienes o personas de alguno de mis seres queridos. Yo siempre digo:
-si alguien quiere alguno de mis inbounds no tiene más que pedírmelo que yo se lo doy, pero esta manera, la manera vil, artera y cobarde es la que me subleva.
Así que exijo que me los devuelvan, o al menos que me envíen algún tipo de comunicado explicativo.
Estoy cansada de que me roben inbounds.
