6.9.04

Activando la mandanga

Pretende ser una serie de pensamientos aislados que, en su conjunto, intentarán llegar a inducir a alguna especie de conclusión y/o revelación pertinente según el ojo del cristal conque se sirva, o bien, el ojo que mire al magma, etc.
O sea. Sé que jodo con ciertas reiteraciones que suelen ser bastante engomadas, tales como: la luna roja, la oreja de la luna, la oreja de Van Gogh (horrible grupo musical, ¿musical?, casi tan horrible como Kevin Johansen o Kevin Costner o Calvin Klein, etc), los girasoles del mismo, el aceite de girasol, la concha de la lora (lc.dll), etc.
Puede parecer pesado, hasta agotador, eso de insistir con valoraciones, en sumo subjetivas, que se relacionan con amaneceres y que es posible que sólo conduzcan a un cierto goce personal, único, definitivo, gregario, etc. Pero, asimismo, siento la irrefrenable necesidad de insistir en esto: el que no madruga se pierde de espectáculos naturales que rozan lo mágico, lo irreal, lo maravilloso, etc.
La luna y el sol se encuentran todos los días. Todos los días se saludan y el momento, ese breve y magnífico instante en que eso sucede es, por completo, (adverbios go home) una de esas cosas que nadie debiera perderse.
Cuando digo nadie, digo: todos deben disfrutarlo como si de una necesidad básica se tratara. Es decir, al que no madruga, dios no lo ayuda.
Por ello, estoy convencida de que sí o sí, la cosa hoy va a mejorar, etc.

En otro orden de cosas, voy a mencionar algunos sellos distintivos de este fin de semana de suprema felicidad que transcurrió:
Leo Masliah, Rosi cantando, Final de Juego, acucharitamiento extremo, recuerdos, uñas de los pies, heavy metal, Cemento, panchitos, el flaco, full time, Alberto Muñoz, "pucha que nos va bien, Lombardi", tormenta, amor, mondongo, Carrefour, azul no tiene domingos, juntos, juntos como una junta de motor...