19.8.04

Pisar caca.

Yo me acostumbré.
No digo que sea fácil, lleva su tiempo. Al principio resulta incómodo, incluso desagradable. Comenzás con un soretito tímido aferrado a la suela de tus zapatos. Tratás de combatirlo con millones de armas, incluso químicas. Pero el olor queda.
Con el correr del tiempo, todos aquellos infortunios que torturaban tu existir no significan nada. Eso se llama resignación y la entrega a lo inevitable es cabal, incluso placentera.

En otro orden de cosas: no me disgusta para nada la barrita de navegación de Blogger, incluso me simpatiza.
Es posible que mañana la instale y elija el color adecuado que me combine con el overol e incluso con mi nuevo brushing. Tengo muchísimas ganas de ser cosmopolita y globalizada, hacer amigos en los diferentes rincones del planeta y compartir dichas, e incluso tristezas, si las hubiere, según el caso.
No estoy decidida por completo y además tengo bastante sueño, pero no te preocupes que te voy a mantener informado, e incluso notificado de esta cuestión, cuando llegue el momento.