Te dejás llevar. Es la sensación que da la pintura cuando se desliza, el chorreado, las manchas. Pero son palabras.
Óleo amarillo de cadmio = bascular domingos.
Acrílico azul talo = ansiar soledad
Acuarela tierra de siena = por suerte
No hay un fin determinado. Ninguna idea. No se parte de un punto definido. La posición del pincel, la zona del lienzo, la mente vacía, paposa o aguachenta.
Y queda un texto abstracto.
Por ahí ves que hay un sector que parece, por ejemplo, un papel de chocolate, o una tira de asado, o una dicróica.
La cosa comienza a tomar forma.
Y empezás a escribir:
Los días ahora son más cortos. Estar sin vos equivale a nada que hacer.
Y el domingo será corto. Por suerte.
Ansiaba soledad y cuando estuvo me sentí invadida.
Y la eché a patadas.
Sábanas donde hay otros basculando. Vaya a saber quiénes.
No sé quién ganó. Y no me importa.
El cuadro, finalmente, es figurativo.
Guarda con el photoshop.
Te quema la cabeza.
