22.5.04

Xenochrony fugaz

Hay otras que son casi lo contrario. Veloces, vertiginosas. Es allí cuando el pensamiento se disuelve por completo, desaparece, no es necesario porque la sensación es tan intensa que da paso a algo mucho más importante que la palabra o la idea.
Son como las piedritas de un acuario. Piedritas de colores que brillan en contacto con el agua. Un agua que se revuelve, un pequeño maremoto en la pecera, donde todas las algas, todos los peces, todos los caballitos de mar se convulsionan.
Y es hermoso. Es como una danza, una gran rave acuática donde el éxtasis no viene en pastillas, donde la música no es electrónica sino la melodía desprendida de dos cuerpos.
De tu cuerpo. De mi cuerpo, palpitando.