10.3.04

Zurumbático

Entonces hacés de cuenta que la monótona cantinela de quienes parecen vivir en un carrusel que no se detiene nunca, no te molesta.
Pero sí. Te jode la perorata escabiada que se tranca cada tres palabras, te fastidia que sólo sean pequeñas primaveras, que no te des cuenta que las fauces del invierno inevitable se abrirán 'para comerte mejor'.
Y entonces seré yo quién esté para enjugar tus lágrimas, para escuchar tu repetido lamento borincano.
Pero todo tiene un límite, Manuela.
La próxima vez que te lleves, sin permiso, mi morral con alfalfas, te juro que voy y le cuento a mamá.