23.12.03

Racconto tonto

A Luisito

Falanges atiborradas y no por tu amor sino por sustancias abrasivas, pigmentos satánicos y tanzas que se tensan arremolinando fichines que penden, perpendiculizan pensamientos.
Amo tu broca. Esa broquita loca que tú tienes. Amo el sonido de tu broca perforando mis maderas: las cuadradas, las circulares, las octogonales.
No quiero hacer nada más que estar contigo el resto de las horas y las que sigan cuando sea, para cuando sea. Para cuando tenga a bien terminarse toda esta parafernalia demencial superviviente.
Amo tus dispositivos.
Mareas en imeil. Mareas en la plaza. Mareas en papel. Sos lindo. Yo te miro y sos lindo.
La rama que jugaba en el cable telefónico se cayó hace un rato. El mundo parece que no explota. El cansancio, el cansancio, el cansancio, me falangea el atiborre, me abrasea la sustancia.
Amo tus manitas en la sierra, amo que cierres las manitas escondiendo anillitos y secretos, amo que las abras y me acaricies el vestido, amo que me ayudes y amo tu remerita blanca.
El vxd reapareció como un fantasma de los malos, de esos que asustan a los niños en la oscuridad del cuarto.
Amo que me instales programitas y controladores. Amo que programes mi control. Amo que controles mi programa.
Y tu amor me pigmenta los satanes, me fichina el remolino que se piensa perpendicular al tanzamiento, cuando cruzo la calle y soy linda. Me mirás y soy linda.