30.10.03

Insesto entre insectos inseguros

Supongamos que hay un cocodrilo que llora de verdad porque sufre de algunos hechos que considera injustos, como por ejemplo el desempleo, la muerte de un pariente o un dolor de muelas.
Supongamos que hay un pájaro que se posa sobre el cocodrilo y viaja gratis por todo el Río Paraná-Guazú.
Supongamos que en las senillosas playas de Piperno hay una chica que hace top-less y no se da cuenta que pasa un cocodrilo con un pájaro en el lomo.
Supongamos que la escena a nadie le importa demasiado y ese es el verdadero hecho de injusticia que tanto entristece al cocodrilo que llora con lágrimas que no son de sí mismo.
Hay demasiado viento. Y faltan demasiados burletes. Los burletes son como víboras muertas. Y en invierno es peor.
Pronto será verano. Feneceremos todos achicharrados como ratas de bodegas náuticas o de fernés o de naturalezas muertas.
Pero no hay que llorar.
No hay que llorar porque la vida es un carnaval, tal como dijo Celia Cruz.
Y al final la pobre se cagó muriendo.