17.9.03

Un plan a favor de la pérdida de sentido de los mapas.
(Kaiser Xavier)


Tú sabías que a mi ésto iba a conmoverme. Era parte de un plan sesudamente meditado. Era una estratagema eficaz desde el comienzo al fin. Sobre todo aquel párrafo, aquel atizbo de idea que me remontaría a antiguos pequeños brillos visflumínicos que son los que, ocasionalmente hacen que piense en cuestiones como de arandelas o pitones.
De todos maneros, saberlo no te hace ni más ni menos destacado. Saberlo te hace único, como un gradiente de almíbar o un sobreviviente del último holocausto nucleosis.
Por eso, cada vez que vienes y dices: - Oye, que este aparatejo todavía no
está totalmente ajustado, que no lo acciones, que cuídate de todo lo
marchito -, inmediatamente me da por sentir que el vacío se llena de un humo azulado que me detiene justo ahí dónde la flecha apunta y no hay resonancias ni obturaciones que no se puedan baypassear. No hay lisonjas ni cometas zigzagueantes que me dejen mirando como atonal, como a traves de la ventanilla del tren o del teleférico ése que una vez conocí, aunque era niña y casi ni recuerdo si tenía rumbo o colores o guirnaldas de fiestas patrias.
Por eso, cada vez que llegas y me traes tu almacén de letras furibundas, veo puentes, sólo puentes que asencillan esas dos realizaciones distintas del mismo proceso aleatorio.