6.9.03

Noche perra (con una pequeña ayudita de Artaud)

Los nobles sentimientos hacen fila en las cloacas.
Desde el último piso de este edificio en llamas, desciende una voluntad truncada a fuerza de patadas.
Un hombre se masturba en la ventana y sueña que es Superman sin plumas.
Las sábanas laten mugre de mil años, sudores concentrados, cáscaras resecas.
La noche es una perra: hocico y sexo abierto a un hierro analfabeto que le cercena el culo en diez mil partes.
Un poeta defeca endecasílabos y vomita los cabellos de los ángeles dormidos.
Hay cuerpos que se apilan formando una comparsa, desangran pavimentos oxidados por fantasmas.
La noche es una negra aputarrada que huele a ferné y a cocaína.
Sin embargo, nadie quiere irse de este sitio.
Los vasos rebozan cenizas que son como milagros que caen en picada.
Los cantineros dicen que la vida está vacía, que la vida cierra, por favor retírese.
Demasiados lugares son los que están lejos. La mente no aparece y destiñe licor de letanías.
No necesitamos flores. Con llevarnos diez palabras, sólo alcanza.
La cabeza explota, es un magma dionisiaco que da pena.
La noche perra está atestada de inmundicias que ascienden hacia el último piso de éste edificio que se pudre.