7.9.03

Laresacadita

La consigna era escribir un cuento de brujas y princesas.
Es así que, babeándome, publico el cuento de Michelle, mi nena.


La historia deshistoriada.


Por el año 1550 existió una bruja tan torpe que nadie en el pequeño pueblito de Escabul, le tenía miedo.
Vestía con un atuendo poco común en las brujas, usaba pantalones de jeans con pequeñas pintitas, un buzo que en la parte trasera decía "soy una chica intelectual" y en vez de volar en escoba andaba en una Harley Davinson. El asunto es que cuando ella quería tratar de hacer el mal siempre había algo que se complicaba.
Por las afueras de Escabul vivía una princesa no muy higiénica, ella era hippie y ecologista por eso creía que bañarse le produciría un cambio a la naturaleza. Además era comunista y siempre iba a las marchas de protesta de cualquier cosa.
Su madre había ido a la guerra de los pollos voladores y nunca volvió.
Su padre, el rey Juan Ruperto vigécimotercero le decía:
- Hija mía o tomáis un baño o no veréis a las palomas por media hora, mientras Borgoña, que así se llamaba la princesa, suplicaba:
- Padre mío, ¿qué he hecho yo para merecer tanta injusticia.?

En un duplex de Guadagascara vivía Corlas, un príncipe no muy varonil que tenía toda su habitación pintada de color rosa y con posters de Ricky Martin. Corlas estaba cansado de ser príncipe y lo que amaba era ser estilista y poner una peluquería. Todas las tardes miraba "Entre Moria y vos" y su sueño era conocer a Polino.
Una tarde Borgoña salió a dar un paseo y se encontró con el apuesto Corlas, ella quedó impactada al ver su belleza. Se acercó hacia él y le dijo:
- Hola, ¿vos sos nuevo de por aquí.?
- ¡Ay! no mi amor, lo que pasa es que nunca salgo de my house y por eso no nos debemos conocer, yo soy Corlas el principe de Guadagascara y vos sos...
-...yo soy Bargoña, perdón digooo Borgoña, princesa de este pueblo.
-Un placer conocerte gorda pero, ¿conoces el baño?.
- ¿Qué? Me decis en serio?. No, yo no me rebajo a ese endemoniado aparato.
- Bueno me voy volando por que me voy a hacer un lifting, chauchis.
- Chau.

Borgoña se dirigía hacia el castillo cuando escuchó que varias personas se quejaban y fue a ver que sucedía.

-¿Qué pasa acá?, dijo.
- Pasa que hace un mes que no me pagan el sueldo y yo así no puedo seguir trabajando, respondió la bruja Torpina.
- Mantengan la calma dice borgoña pacíficamente, busquen la paz interior de cada uno y vean a través de sus almas llenas de paz y amor, aconsejó a las otras personas.
Luego de calmarlos, fue directamente a hablar con su padre para que les pagaran.
Llegó al castillo y se olvidó de decirle a su papá lo de la protesta y tomó la guia para buscar en las paginas doradas al principe Corlas.
Cuando lo encontró lo llamó a su celular marca NOKIA último modelo y lo invito a cenar ese mismo día.
Ella estaba tan feliz que decidió tomar un baño pero antes de entrar se arrepintió y nada más se puso dos litros de perfume para tapar el mal olor.
Ya eran las ocho y media de la noche cuando el pricipe llegó. Al ver a Juan Ruperto vigesimotercero, se enamoró a primera vista de él, no podia sacarle los ojos de encima.
Más tarde hicieron un rito espiritual y cuando el pricipe se estaba por ir, llegó Torpina para hablar con el rey de que todavía no le pagaban por los maleficios realizados para la corona.
Ruperto la invitó a pasar a su despacho: - A ver, a ver, a ver ¿que pasa señora?, exclamó el rey.
Pasa que todavía no me pagan... ah, y señorita para usted.
- Está bien le voy a pagar todo lo que le debo si usted hace un último trabajo para mí. Necesito que prepare un conjuro para que el principe se enamore de mi hija, y de paso otro para que ella se bañe.
- Perfecto, mañana a la mañana lo tiene acá.

Al día siguiente Torpina apareció con una bebida que tenían que tomar todos, entonces el rey organizó una fiesta.
Al tomar el brebaje, y como a Torpina las cosas siempre le salían mal, el príncipe terminó enamorándose de la bruja, el rey no volvió a bañarse nunca más y la princesa se fue para siempre de Escabul para trabajar de cajera en un supermercado DISCO.
Y viviero felices y comieron perdices.