17.6.03

Un coso de Aldito


Poema SuperExpuesto II
Concierto en destornilladores desafinados

Crema de pavo y argamasa flotando
detrás de arvejas con puré,
vago programadamente gastronómico
filo del cristal que flota en patios
sin azaleas. Grito y aire helado
que viene a solventar la lágrima incierta
en el desván sin estandartes.
Le dije a la memoria que me aguante
estos trastos de sentido incandescente,
olas madejas que aprisionan humedad
cálido paraje de tu beso al despedirme
y tu ojo siguiendo mi memoria.
Yo no estaba en esa huida
ni en otras, ni siquiera estuve
agazapado esperando que me quieras
o se agote tu sensación de amianto.
Abismo pintado del color de lo que pasa,
yo en un lugar donde las horas se apretujan
vos en un lugar donde las horas te palpitan
nubes, color de no tener pinceles
ni sonidos, como pájaro sin aire
que choca con paredes superpuestas
bicicletas que no frenan
jamás
nunca

p que te dije
a cuando el centímetro
l moría en un murmullo
a ciertamente
b me dejo asimilar
r tal como era
a como soy
s como pretendo

y habito en el pliegue
de tu boca que me nombra
y me desangro en la comisura
de mis labios
que te nombran sin decir
sin dejar
que los anuncios
ablanden las cabezas
que están recrudeciendo
insensatez
y cosas viejas.

Descuidadamente toqué algo de tu carne
para reir en mi interior
esa pasión que no puedo reprimir
no quiero reprimir
no sé ni puedo ni quiero reprimir.

No soy más que lo que ves,
esto que está con una sonrisa estúpida
frente a tus ojos que tal vez están mirando
las manos que le crecen a mi alma
cuando no hay que mirar sino sentir.

Hoy no es mañana ni pasado será ayer
ni tiemblo de pensarlo
mientras pasan estaciones en mi ventanilla
en mi carretera de carteles que gritan
para allá
para allá donde está ella.
Sol, manejo de espejismos
abstracción de la libélula
encerrada en un libro
o en el arrullo de niños que no quieren descrecer.

No escucho lo que decía el que nunca dijo nada:
"hace calor para dejar que las mariposas
anden por adentro de la casa
con abrigos de sifón y botas de color naranja"

Dejame acariciar estos recuerdos,
alimentame con el temblor de tus manos
y tus cables,
la sensación de estar de vuelta
antes de haber partido,
acurrucarme en esta siesta
de noches con ventanas empedradas.
Dejame desandar mis depresiones
dejame ablandar el corazón en tu rodilla
en tu vientre en tu hombro en tu codo
dejame que me bañe con tu risa
que me sienta vivo aunque sea en porciones de miseria.

Te lo pido con las orejas puestas:
dejame navegarte aunque la noche
amenace con vestirse de tormenta.

Aldo Sivi.