27.5.03

Paredón y después (refriting)

En el gran guiso del culo del mundo el reparto no fue claro. Nos dieron uno cuatro por un pelpa y luego, cuando el hambre nos puso el cuore de reojo, la vendieron a tres mangos.
El sur estaba cada día más al Sur y cada minuto que sucedía la ofensa, más difícil era alcanzarlo.
Ya no era un bloque de hielo sino sólo un débito automático sin firmas.
El enano que se para en esa esquina vende merca a uno ochenta.
"Aprovechá la oferta, princesa, que es la buena, está apenas cortada al cuarenta y cuatro. Y mañana, dicen que hay corrida y se la llevan en frascos de home banking. Es la mishiadura lo que aprieta, entendeme. Si todavía se me parara, te juro, linda, podría hacerte un descuento y dártela por el culo en el corral de los cerdos."
Pero el Sur cada vez estába más al Sur.
Si no hay cash, andate al Club del trueque. Dicen que por ahí se consigue el mogra por tres créditos.
Si lo que vendés es el alma, fijate bien a quien. No sea cosa que después te den la boliviana, la que tiene olor ajo
y no distingas ninguno de los puntos cardinales.

No olvides que el Sur es siempre ése que está abajo.