15.4.03

Nunca plastifiques el estómago de una jirafa

Hay niños inescrupulosos que siempre convergen en sentido contrario. Juegan a que son reyes de la comedia y ni en el descanso dejan de repetir una y otra vez la palabra mágica: "piperno".
Funciona como talisman. A donde quiera que vayan, ellos vociferan: "piperno, piperno", como si tal cosa. Nadie los comprende, porque no es fácil ponerse en la carne de animales que concatenan sus lenguas de esa manera.
Lo cierto es que, invariablemente todo bicho que camina, terminará en la Guardia de Siquiatría del Hospital Churruca, alguna vez.
Peor es que el motivo sea una bala perdida que encontró destino justo abajo del omóplato.
En definitiva, siempre hay cosas peores que pueden suceder.