25.4.03

Me ataca la ameba

Se puede morir de espanto, abrazando un control remoto poliónico que se active con las funciones fisiológicas del carnicero de turno.
Digo, que se puede morir de mil maneras correctas. En la cola del banking, en un jardín de invierno, rodeado de brócolis y vaquitas de San Antonio. Claro que se puede.
Lo que de ninguna manera puede hacerse es vivir en el más completo aburrimiento.