11.4.03

A Irene Adler

No sé si estarás agazapado
buscando algún slongan que te alivie
La ciudad nos taxidermia a jirones de piel seca
Es tarde.
Irene me contagia sus intrigas y venganzas
Estoy cerca de sus ojos que gritan soledades.
Comprometo, entonces mis ojeras de mañana
por ese acontecer que nos sublima.
Tu voz de lagartija camuflada no me miente.
Espero el desayuno, las galletas,
el té de cedrón y el litoral que se avecina.
Entre tanta pesadilla, ya no hay fiebres
La madeja se deshace entre mis dedos.
Estoy limpia, (¿mea culpa?), te hago cargo.
Los postigos me traslucen buenas ganas
No me importan las mareas, no hay mañana.