24.11.02

Un intervalo mientras algo se termina de secar. Capas y capas y más capas de pintura o removedor de pintura, o lápiz o grafito en polvo, para que nunca llegue el momento del c'est fini.
Lo de escribir es más fácil. Viene el punto final y me importa poco si lo que quedó es una mierda completa. Será que sé que en éso nunca voy a ser verdaderamente buena, o será que me cuesta muy poco escribir, aunque no lo haga bien. De vez en cuando algo me deja más o menos satisfecha. Corrijo poco, casi nada, no proceso, tengo faltas de ortografía y gramaticales, tal vez por que para mí, escribir es simple, una cosa más, entre todas las cosas. Pero una cosa iguasl necesaria, como otras cosas.
Con los cuadros es distinto. Esa es la verdadera lucha, la que me apasiona. Comunicarme mediante imagenes. Tengo clarísimo que nací para comunicar cosas. Todos los medios en los que anduve tenían que ver con eso, desde ser guía de turismo, hacer radio, enseñar, hasta expresarme en una tela.
Se trata de eso, de expresar ideas, sentimientos, sigue siendo así por más que la escuela reinante diga que el arte no dice nada, que no debe decir nada.
Todavía no me lo creo. Creo en el rol social del arte, también en que la estética lleva a una función que va más allá de galerías y comercio. Creo que tras toda obra debe haber una idea, necesariamente. Una idea que tienda a hacer que la vida sea mejor para todos.
Lo demás son posturas. Y nada más que eso.
La cosa, igualmente es que pintar a mi me produce un placer doloroso, un conflicto que me activa partes de mí que pocas veces siento. Y eso me gusta.
Escribir no. Criar hijos tampoco. Cocinar y hacer folletitos tampoco.
Pintar es como un enamoramiento constante. Y no es raro entonces que, todos mis amores sean complicados, una carrera de obstáculos, un desafío permanente.
Y aunque necesito esto de escribir (de hecho es lo que más tiempo le consume a mis días), ahora, en este sábado de mierda lo que haré es seguir pintando hasta lograr aquello que imaginé en algún momento.
Ta pronto.