19.10.02

Hace un año, un día como hoy , me la pasé cocinando ñoquis para mis amigos españoles: Vindi, Mavi, Justin y Reynon, más unos colados. También me la pase recorriendo Madrid del brazo de ese ser encantador que mi Dilettant. Nunca fui mucho de recordar fechas y celebrar aniversarios. Estaré poniéndome vieja patética o no sé que... pero esta semana estuve recordando cada uno de los momentos con cada uno de mis amigos y los eché de menos tanto que no podría explicarlo. Mañana será el día en que con Vindi nos metimos en ese gran y eterno atasco para no llegar a ninguna parte, sin conseguir nada, pero logrando un pincho de paella medio cutre que para mi fue la más rica del mundo, y un zumo de no me acuerdo que, que era rico, junto a estar juntos despotricando por todo y cagandonos de risa de todo, lo que, sin lugar a dudas fue de lo más grande de Madrid.
Pasado mañana recordaré al Reptil, odiaré al que esa mañana me hizo llorar tontamente, volveré a amar a mi Erre lijando bastidores, me sentiré cansada, ojerosa, mezcla arrepentida, mezcla desengañada, mezcla feliz por tenerlos a mis amigos todos juntos en el María Pandora, en el Madragoa, con los ojitos chiquitos, llorosos y tan tiernos de mi Mavi frente mío en todos esos días, con la mirada extraviada del Ronda y la risa estridente y perfecta de la Viajera y ese salero inigualable, con la timidéz y mirada dulcísima y tartamuda del Justino y la ampulosidad del Bingo Small afectada de pacharán y emoción.
Nuevamente el Dile y su cámara digital apuntándole a todo lo que pasaba (por cierto, jamás supe si la foto de la “carrera” >corrida, diríamos por acá, pero lo omito para no dar lugar a equívocos.< , en las pantys que llevaba, unas que Mavi me prestó y le destrocé, tuvieron finalmente su testimonio fotográfico)
Y mi Vindi, otra vez, vestido para matar, sonriente y pegado a mi y a mi corazón, como desde el primer día en que puse pie en tierras ibéricas y me recibió con sus guirnaldas de papel higiénico en el asiento de atrás de su auto.
Y eso... que fue una noche estupenda, a pesar de mi cansancio y mi asombro por tenerlos a todos mis amigos juntos, seres reales, frickies irremediables, encantadores, solitarios, “gregarios” y entrañables.
Todo esto lo dije ya en las edades de Luc-Luc. Quería repetirlo, tal vez de una forma en la que les llegue lo mucho que yo, acá, tan lejitos los quiero a todos (menos a uno).
¿Qué si estoy en pedo? Puede ser, pero no mucho.
¿Qué si la nostalgia me duele? No, no hoy, por lo menos.
¿Qué si qué...?
Ni la más puta idea, che!