26.9.02

Anoche hablé con un amigo que casi siempre me dice cosas que no quiero escuchar, pero son las únicas necesarias. Si ya venía llorando por encontrarme de nuevo en ese sitio que odio, seguí haciendolo, durante más tiempo, dejandome caer por ese pozo-trampa que habían preparado para que no viera. Le habían puesto flores amarillas alrededor, sabiendo de mi tentación a estar siempre en el centro de ellas.
Despues fue el sueño en partecitas y pensar durante todo el tiempo en títulos, soñar con títulos. El amor es un barco de papel. El amor es una muzzarelita frita. El amor es eso que no está.
Levantarme como a las 4 de la mañana buscándote. El amor es eso que no está.
Despues soñar con compañeros de secundaria. Curiosamente en el sueño yo estaba desnuda y no tenía vergüenza. Estaba desnuda y era normal que sólo yo estuviese así.
A veces siento que soy la única que va desnuda entre la gente, sólo que eso no me gusta.
No me gustan los ataques, ni los berrinches, los cortocircuitos en mi cabeza.
Me gusta la alegría de provocar alegría. El amor es una tostada con manteca. Me gustan las tostadas con manteca y los amigos que jamás se cansan de decirte esas mismas palabras necesarias de siempre.
No me gusta que mi amiga está triste, pero comprendo que lo esté. Sus muchas razones tiene, muchas más que yo y lo mío, en comparación parece una burla.
El amor está lejos. Para algunos más que para otros. No sé quién hace el reparto.
Pero si lo tuviese a mano, lo cagaría a patadas por hijo de puta.
Me acuerdo siempre de la escena en que Alicia cae en una madriguera. Todo lo que va viendo a medida que cae.
Cuando caigo veo otras cosas. Son horribles. Son como lágrimas de alguien que queres y provocaste vos con tu idiotez. Son como un sentimiento demasiado egocéntrico: sentirse responsable por todo, sentirse la culpable de todo.